Lo mejor que nos puede suceder:
un ave en el cielo volando
levantándose la mañana con nosotros.
En las alas del ave van nuestros sueños,
cordeles invisibles nos unen:
el ave vuela
y nuestro corazón se mueve.
No somos marionetas,
somos personas caminando:
anclas de corazón y alas.
Benita López Peñate
sábado, 28 de diciembre de 2019
viernes, 27 de diciembre de 2019
Imágenes de la calle
I
Barcas de madera jubiladas de las olas;
varadas en la orilla sin navegar,
el sol y el aire las descamisa
corteza a corteza
del árbol del pescador.
De vez en cuando un hombre
viene y se sienta
junto a la barca de manos verdes
como si fuera una madre.
Llevan los mismos años sin navegar.
II
Hombre africano de andar pausado.
Su corazón no palpita como el nuestro:
nosotros no hemos sido de la tierra rrancados de raíz.
Benita López Peñate
miércoles, 25 de diciembre de 2019
Hojas sueltas
1
Acercarme a ti, a la profundidad de tus barrancos de isla y pasar despacito, sin detenerme, pero tú sintiendo que estoy pasando, para después tomar una pausa en algún lugar, abrazada a algo tuyo, a alguna parte de manera completa para tener su sabor entero, la entereza que nos da descanso.
2
Violencia del no respeto.
El estruendo de una moto
despierta a la calle.
Noche cerrada.
3
Es mi casa.
Las paredes arropan
mi alma en soledad.
mi alma en soledad.
4
Un llanito de agua,
un llanito de tierra,
así, en llanito,
para tener paz,
para no tener vértigo
en mis pasos antiguos,
en mis pasos nuevos,
un llanito de mar,
un llanito de isla,
un llanito de besos.
en mis pasos nuevos,
un llanito de mar,
un llanito de isla,
un llanito de besos.
5
Mujeres mirando siempre al mar.
Pueblo de pescadores.
6
Círculo bronce
sobre una hoja en blanco.
Huella de una taza de café.
7
Matices de sol.
Somos lo que el sol nos da,
luz y paisaje
dibujan los sentimientos.
8
Medio de andar antiguo:
Ir y venir con los pies.
9
Tarde de domingo.
Horas propicias para buscar
en el baúl de los recuerdos.
Una carta sin enviar
recobra en mis manos la esperanza
de llegar a su destino.
10
Si tienes tallo,
tienes ramas.
Tallo como pensamiento,
objetivo, meta.
Los brotes no se sabe dónde saldrán,
pero será en el camino del tallo.
11
En esta calle vivía un amigo
y ya no está;
y en aquella otra calle
vivía una amiga
y ya no está;
y en la otra plaza
vivía mi padre,
vivía mi abuela,
vivía el padre de mi hijo
y ya no están.
¿Cómo vivir con esto?
¿Cómo vivir con tantas ausencias?
Ellos también vivieron las calles vacías
y sin embargo continuaron adelante.
12
Una mujer solitaria
conversa por los caminos:
las piedras le hablan.
La tierra perdió sus surcos.
Yunta de arado son sus pies
abriendo paso.
Nace un ser humano nuevo.
13
Asoma el agua a sus ojos.
Barcos a la vista limpia los naufragios.
14
Trabajé mucho.
No valió la pena.
Solo guardo con buen recuerdo
la escucha del silencio.
15
Ropa tendida en la liña:
ahorro de luz.
Antenas de televisión:
malgasto de silencio.
Colores de la ropa:
banco, negro y azul oscuro.
Una paloma toma el sol,
tiene todo el que quiere,
vive en la calle.
Todo en una misma azotea.
16
Voy a los ojos,
embalse donde saber
si detrás de su sonrisa
esconde una tristeza.
No siempre ojos y labios
beben del mismo río.
Benita López Peñate
sábado, 26 de octubre de 2019
Galileo
Galileo
afirma que la naturaleza es el gran libro. Que lo tenemos ahí, abierto ante
nosotros para la lectura Y que no es perfecta, que tiene sus irregularidades,
pero estas no la minoran en absoluto. Galileo también nos habla de la importancia del alfabeto, que con solo veinte
caracteres podemos hablar con personas que ya han fallecido o que aún no han
nacido o con personas que viven separadas por grandes distancias. Y Galileo
también afirma que el pintor cuando pinta un pájaro, usa distintas tonalidades
de colores, sin añadir una pluma porque entonces sería un pájaro y no su pintura, y que cuando pinta a un árbol tampoco pone una hoja porque entonces
sucedería lo mismo. Todas estas cosas nos decía Galileo, ¿podría afirmarse también de un poema?
Benita López Peñate
La vida...
Hombre
a la puerta de su casa,
con zapatos de días de fiesta
con zapatos de días de fiesta
y ropa de permanecer encerrado.
Todo
en él denota senectud
deteriorada
y vieja
y no tiene más de cincuenta años.
y no tiene más de cincuenta años.
Las
casas siempre van con nosotros a la espalda.
Benita López Peñate
Bares
Acera
fúnebre.
Quienes
pasan,
ahí
mueren.
Acera
testimonio fiel
del
interior de un bar:
conversaciones
guillotinas
en
cuellos inocentes.
Palabras de
rictus amargos
de
seres que nada anhelan,
perdida
la mirada en un vaso
como
si el alcohol fuera el calor de la esperanza
en
el frío gris del vacío
de
un agujero abierto en sus cabezas.
Bares
lúgubres,
velados
al aire y a la luz de la calle,
a la
luz de la mirada abierta
de
los ojos conectados a la vida.
Benita López Peñate
miércoles, 18 de septiembre de 2019
Gallinas y gallos
¿Por qué hay gallos? Tal vez porque donde hay gallinas, hay gallos. Sin gallos, no hay gallinas, y sin gallinas no hay gallos, no habría huevos para para criar dentro del cascarón
futuras gallinas y futuros gallos. ¿Se podría romper este cascarón, que nunca existiera? Yema y clara. ¿La claridad desaparece cuando la yema tiene ya al futuro gallo, futura gallina?
Bello
el gallo de plumas anaranjadas, negras, blancas, azules, verdes y cresta
y barba rojas. Todos deberíamos ser gallos y todos deberíamos ser gallinas, como
esta gallina negra, pequeña, esbelta, con su minúscula cresta roja. Ella
siempre buscando, buscando para el pico, buscando para el nido, siempre
buscando. Y él siempre alerta, con canto de reloj que también busca, pero levanta más la vista.
(Mi
sentimiento a veces se viste de gallo, se engalana y emite su canto abandonando el sentimiento de gallina...)
Benita López Peñate
Benita López Peñate
Pensamientos
1
Hay que tener una luz blanca.
Las únicas flores que se ven de noche en el jardín son las flores blancas.
2
Un cementerio nos acompaña. En su buzón vamos depositando las cartas de las cosas muertas.
Benita López Peñate
Benita López Peñate
Convento
jueves, 12 de septiembre de 2019
Unida al camino
Acordarme de dónde vengo
para saber donde estoy.
Al otro lado de este lugar tan seco
brotará la música del barro.
Desprendida del camino,
¿dónde estoy yo?
¿dónde estoy yo?
Benita López Peñate
lunes, 9 de septiembre de 2019
De noche
Que se vayan de mi mente
todas las guerras del mundo
y solo quedes tú
para mañana cuando despierte
volver atenta al mundo.
Que se vayan de mi espalda
todas las mujeres y niñas muertas,
todos los hombres y niños muertos
y solo queden tus caricias:
mañana cuando despierte
volverá mi llanto por el mundo.
Benita López Peñate
Majano de sueños
Música de pedregal
son nuestros pies abriendo paso
en medio de un semillero de piedras.
No es triste el pedregal:
papiros de lava antigua
donde fue tierra de cultivo;
majanos por construir;
bajo un desierto de piedras
palpitan semillas nuevas:majanos por construir;
Este hombre que va a mi lado
semeja una isla,
la cordillera de sus hombros
guarece ríos.
semeja una isla,
la cordillera de sus hombros
guarece ríos.
No cesa de caminar
donde palpitan los surcos:
sus piernas son majanos de sueños.
donde palpitan los surcos:
sus piernas son majanos de sueños.
Benita López Peñate
(El Canario, julio de 2019)
Inicio
viernes, 6 de septiembre de 2019
Acequias
Cauce de piedra:
El agua corre sin detenerse
para llegar a un lugar.
Cauce de tierra:
el agua llega por donde pasa.
¿Cuál de los dos cauces?
Verde al final del camino
y verde mientras el agua está
sucediendo.
Benita López Peñate
Caracol
Hileras de muros
en tierra de cultivo abandonada:
Hombros para sostener los brazos.
Aunque los sueños desvanecen
siempre quedan muros
para apoyar la espalda
y tierra para apoyar los pies
dando fe de que el sueño existió.
Benita López Peñate
Estanque de tierra
Estanque de tierra. Cuando llueve, el agua viene aquí. En la montaña tiene el camino. No es de hormigón ni de piedra ni de hierro. Es solo un estanque de tierra. La primera agua en llegar se oculta y no se la ve, desciende y cuando ya es agua sobre agua, rezuma la superficie: debajo de ella es solo tierra anegada de agua. Y tienes miedo. Miedo porque a tus ojos el agua llega y se va y piensas que este sostén que has construido con tierra no la contendrá, no la guardará para cuando la necesites para alimentar tus tierras. Y el milagro, agua sostén del agua, sucede: el agua no se oxida, no se agrieta, no se rompe, subyace en lo invisible, en lo oculto y ahí solo beben los futuros cantos de semilleros, que es casi nada, que no es nada, porque ahora nada en la superficie sostiene. No sostiene a un bosque, no sostiene ramaje, solo a la misma tierra que está bajo de lo visible sostiene. La única agua que se aleja es la que se lleva la luz. Y si tal vez existiera otra agua que se pierde sería madeja de hilos que la tierra atesora abiertos para comunicarse con otras tierras. Pero está tan empapada que el barro se tranca y es en la tierra cerradura que no deja pasar al agua. Puerta herméticamente cerrada, puerta que no es puerta, cerradura que no es cerradura en este edificio de tierra y agua sólidamente sellado. Ahora solo es un estanque de tierra sin agua. Brilla en la superficie un círculo de musgo naranja. Necesita un sello, un sello para volar. En los alrededores, sin alejarme, permanecen mis alas, las alas de una semilla dispuesta a alzar el vuelo.
Benita López Peñate
miércoles, 4 de septiembre de 2019
Niña aparcera
domingo, 25 de agosto de 2019
Tierra de tomatero
Pintura de Dunia Sánchez Padrón, pintora y escritora canaria.
Benita López Peñate
Llanura de tierra roja próxima al
barro si existiera una gota de agua. Su planicie puede ser de castillos
deshechos, de castillos de sueños derrumbados como huellas de un ser vivo
desvanecidas con el paso del tiempo tras su muerte. Por los resquicios de la memoria me llegan
notas tocando al silencio de un sacho o de una palilla o de voces en tierra de
tomateros. No me llega, o no recuerdo, o bien desapareció el esfuerzo, el
cansancio, la fatiga, las penurias del corazón latiendo mis brazos, mi espalda amasando una tierra en busca de
pan suficiente para cubrir la mesa, para cubrir los platos con una porción
digna. Se me olvida ese latido humano de la historia de esta tierra; solo me llegan
los sonidos del trabajo, melodía que una y otra vez necesito, indago y busco
para tener paz en la mente, notas que en mis oídos permitía el movimiento de
mis brazos, de mis piernas, de mi espalda cargando esta tierra.
Llevo a mi espalda y sobre mis
hombros
muros de piedra que sostenían ayer
el agua.
Hoy solo son recuerdos de gotas,
melodía de una gota, y después otra
y otra
como un cordel de la mar.
Llevo también sobre mi espalda y
hombros
muros de piedra que sostenían la
tierra
para el cultivo de una montaña.
Hoy solo son escalones vacíos,
remembranza de que es posible
arrancar a la tierra el fruto de una
semilla.
Todo son ruinas del ayer,
pero también construcciones del
mañana
protegiendo los muros de cada gota
de tierra
convertida en barro.
Todo esto pienso porque lo miro a
distancias,
a distancia de mi corazón latiendo
en mis pies,
cada vez más agitado cuanto más
cerca esté de la tierra,
de las construcciones de ayer, de mañana
y del vacío acuciante que la
impregna hoy.
La melodía que me llega sosteniendo los
recuerdos, la melodía que aparentemente se muestra como si solo fuera
consecuencia, humo en el aire de una hoguera desprendido de las brasas, es, sin
embargo, el sostén del fuego, el sostén del aire, el sostén de la tierra como
la poesía que sostiene al bosque en el esqueleto de sus versos. El bosque
desvanece, se desvanece lo espeso, lo verde, los colores, todo desaparece y
solo queda la espiga que vertebra al agua para que la savia camine y corra. Ese
es el bosque, el bosque verdadero, el bosque sostenido en medio por una grieta,
la grieta que el poeta recoge en sus versos, a donde van todos los ruidos. El
verde, el ramaje, la hermosura también
originan ruido.
Es necesario medular, columnar en nuestra mente aquello que no se ve, aquello que pasa desapercibido, oculto en todo lo que brota forrado de vida. Las notas que a mis oídos llega tocando al silencio, sostenían mi espalda erguida cargando esta tierra de tomateros bajo el yugo feudal de la aparcería golpeando nuestros hombros.
Es necesario medular, columnar en nuestra mente aquello que no se ve, aquello que pasa desapercibido, oculto en todo lo que brota forrado de vida. Las notas que a mis oídos llega tocando al silencio, sostenían mi espalda erguida cargando esta tierra de tomateros bajo el yugo feudal de la aparcería golpeando nuestros hombros.
sábado, 29 de junio de 2019
martes, 25 de junio de 2019
Tierra de Fuerteventura
Llanura de tierra roja, próxima al
barro si existiese una gota de agua. Su planicie pudiera ser de castillos
deshechos, castillos derrumbados, como las ideas, como los sueños, como el ser
humano ausente.Aun me llega la música de alguna nota tocando al silencio. El
sonido de la azada o de una palilla plantando una semilla o una planta, o el
sonido de una voz, todo lo demás en silencio. No me llega, o no recuerdo, o bien
desapareció el esfuerzo, el cansancio, la fatiga, las penurias del corazón
latiendo mis brazos, mi espalda en
silencio amasando una tierra en busca de su fruto, de un pan suficiente para
cubrir la mesa, para cubrir todos los platos con una porción digna. Se me
olvida ese latido humano de la historia de esta tierra, solo me llegan los
sonidos del trabajo, melodía que una y otra vez necesito, indago y busco
para obtener paz en mi mente: música que en mis oídos permitía el movimiento de
mis brazos, de mis piernas, de mi espalda cargando esta tierra.Melodía aparentemente inexistente, pero que sostenía todo lo demás.
BENITA LÓPEZ PEÑATE
lunes, 24 de junio de 2019
Remos de sal
Varada en la orilla, el agua fue el remo que me ayudó a navegar. Me sacó
de la orilla y me dejó en alta mar: Y ahora, rema tú, me dijo, barca de la mar. Y la barca tuvo los remos de
la sal. Ahora soy un velero, un velero que
abrazo. Mi pecho acompasa el ritmo.
Benita López Peñate
Benita López Peñate
sábado, 22 de junio de 2019
Prendida de la luz
I
Una luz camina
silenciosa, sin hacer ruido:
vehículo de noche y a lo lejos.
La distancia enmudece los sonidos.
Isla solitaria.
Una luz de vez en cuando
en el camino que la transita.
Tomar la vida a distancia.
De eso se trata la metáfora de esta imagen.
El desasosiego y la incertidumbre desaparecen.
II
Cuando anochece
y todo se vuelve oscuro,
cierro los ojos un rato.
Al abrirlos, la claridad sorprende.
III
La vida tal vez sea esto,
una luz de vez en cuando:
una luz de resplandor unas veces,
y una luz tenue las demás veces.
Y en ocasiones, luz ausente.
Por eso es que necesitamos acariciarla
y llevarla con un cordel para que no se pierda
Prendida de la luz, camina el ser.
Benita López Peñate
La vida...
I
Una luz camina
silenciosa, sin hacer ruido:
vehículo de noche y a lo lejos.
La distancia enmudece los sonidos.
Isla solitaria.
Una luz de vez en cuando
en el camino que la transita.
Tomar la vida a distancia.
De eso se trata la metáfora de esta
imagen.
El desasosiego y la incertidumbre desaparecen.
II
Cuando anochece
y todo se vuelve oscuro,
cierro los ojos un rato.
Al abrirlos, la claridad sorprende.
III
La vida tal vez sea esto,
una luz de vez en cuando:
una luz de resplandor unas veces,
y una luz tenue las demás veces.
Y en ocasiones, luz ausente.
Por eso es necesitamos acariciarla
y llevarla con un cordel para que no
se pierda:
prendida de la luz va el ser.
jueves, 20 de junio de 2019
Memoria
¡Yo te conozco!, le grita alguien a su espalda. Se vuelve y no lo reconoce. Tu rostro me es familiar-le dice-,pero no me acuerdo.Dime algo. Y escucha su nombre...
Anota su teléfono en una hoja de papel y se aleja. ¡Gracias!, escucha de lejos.¡Gracias a ti!, le grita ella. Si él supiera cómo amuebló en su cabeza el pensamiento no tardaría en llamarla...
Anota su teléfono en una hoja de papel y se aleja. ¡Gracias!, escucha de lejos.¡Gracias a ti!, le grita ella. Si él supiera cómo amuebló en su cabeza el pensamiento no tardaría en llamarla...
jueves, 6 de junio de 2019
Doctoral (Santa Lucía)
viernes, 31 de mayo de 2019
En la ciudad
Un joven se aproxima al paso de peatones en bicicleta, risueño y sin prisa. Me indica que reanude mi camino. Sobre su hombro alza el vuelo una mariposa. Revolotea alrededor suyo.
miércoles, 24 de abril de 2019
Vecindario
De mi libro La calle, dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam ( A puntos se reduce su mente. En el universo, él ve mucho. Descifra el espacio en figuras geométricas.)
Despierto en el mismo lugar
del último sueño.
Insistentemente toco a la puerta,
quiero que el sueño me recoja,
he despertado en estación equivocada.
Pero el tren no abre en mis nudillos.
No hay más puertas
en este andén último.
Y me resigno,
no le doy la espalda a la luz.
El mundo a pie de calle.
El mundo a pie de calle.
Un crisol de culturas puebla
la avenida.
(¿Dónde estábamos nosotros
mientras crecía la ciudad...?)
Benita López Peñate
sábado, 13 de abril de 2019
Espina dorsal
Del libro inédito La calle, libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam.
Siempre caminando la espina dorsal y las espinas
menores. Siempre caminando la médula, siempre caminando la columna vertebral y
las vértebras. Esta calle principal y las calles menores, calles que caen
perpendiculares sabiendo que al final de la médula están los sentidos de los
ojos, de la boca, de los oídos que la gran emperadora-mártir de la mente toma
en su cetro y administra a su antojo. Sí, la gran emperadora que recibe y
administra, y aquí da y allí desposee a su capricho; antojo que no es antojo,
capricho que no es capricho, la hemos amoldado así: de la médula y de las
espinas se alimenta, somos nosotros, quienes le damos el pan
y el agua con nuestro andar, casi siempre del suelo porque olvidamos lo que la tierra, del aire necesita.
Siempre caminando la médula, la columna vertebral y las vértebras, esqueleto de pez, esqueleto de ser humano, esqueleto de ciudad que se pone en pie y anda.
Benita López Peñate
Siempre caminando la médula, la columna vertebral y las vértebras, esqueleto de pez, esqueleto de ser humano, esqueleto de ciudad que se pone en pie y anda.
Benita López Peñate
viernes, 12 de abril de 2019
Jugando
De mi libro inédito La calle, libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam.
Esta noche no
tengo nada escrito para ofrecerte en memoria de las calles que recorrimos
juntos. A veces imagino que asomas por una esquina y te vas a otra y a otra
esquina jugando como nunca hicimos; jugando simplemente, sin ser tan serios,
tan adultos, tan llenos de redes, tan hechos cuando en realidad estaba casi todo por
construir, como lo está el río, agua que viene nueva y nunca la misma; a medio
construir, como lo estaba la ciudad cuando nos conocimos, y que, ahora, cuando la avenida es un bulevar de árboles y
bancos para sentarnos, tú no estás. ¿Sabes qué murmuran los átomos de los muros donde nos sentábamos?: «¿Dónde está aquel hombre, conocedor de que
estos muros no están quietos sino en constante oscilación debido a nuestra
presencia atómica dentro?«
Benita López Peñate
jueves, 14 de febrero de 2019
domingo, 10 de febrero de 2019
sábado, 2 de febrero de 2019
Un café de enero
Salgo de la casa.
Son las diez de un día frío de enero.
Tomo un café rodeada de gente:
calor humano para volver a casa.
Benita López
Son las diez de un día frío de enero.
Tomo un café rodeada de gente:
calor humano para volver a casa.
Benita López
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Un poema haikus de mi hermana Ana, en Playa Blanca (Puerto del Rosario, Fuerteventura)
En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...
-
En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...
-
1 A un lado la montaña -cuarterías blancas y socos de caña-, al otro lado la playa y en medio escultores de surcos armando la t...