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Mostrando entradas de 2019

FELIZ AÑO 2020

Lo mejor que nos puede suceder: un ave en el cielo volando levantándose la mañana con nosotros. En las alas del ave van nuestros sueños, cordeles invisibles nos unen: el ave vuela y nuestro corazón se mueve. No somos marionetas, somos personas caminando: anclas de corazón y alas. Benita López Peñate

Imágenes de la calle

I Barcas de madera jubiladas de las olas; varadas en la orilla sin navegar, el sol y el aire las descamisa corteza a corteza del árbol del pescador. De vez en cuando un hombre viene y se sienta junto a la barca de manos verdes como si fuera una madre. Llevan los mismos años sin navegar. II Hombre africano de andar pausado. Su corazón no palpita como el nuestro: nosotros no hemos sido de la tierra rrancados de raíz. Benita López Peñate

Hojas sueltas

1 Acercarme a ti, a la profundidad de tus barrancos de isla y pasar despacito, sin detenerme, pero tú sintiendo que estoy pasando, para después tomar una pausa en algún lugar, abrazada a algo tuyo, a alguna parte de manera completa para tener su sabor entero, la entereza que nos da descanso. 2 Violencia del no respeto. El estruendo de una moto despierta a la calle. Noche cerrada. 3 Es mi casa. Las paredes arropan mi alma en soledad. 4 Un llanito de agua, un llanito de tierra, así, en llanito, para tener paz, para no tener vértigo en mis pasos antiguos, en mis pasos nuevos, un llanito de mar, un llanito de isla, un llanito de besos. 5 Mujeres mirando siempre al mar. Pueblo de pescadores. 6 Círculo bronce sobre una hoja en blanco. Huella de una taza de café. 7 Matices de sol. Somos lo que el sol nos da, luz y paisaje dibujan los sentimientos. 8 Medio de andar antiguo: Ir y venir con los pies. 9 Tarde de domingo. Horas...

Galileo

Galileo afirma que la naturaleza es el gran libro. Que lo tenemos ahí, abierto ante nosotros para la lectura Y que no es perfecta, que tiene sus irregularidades, pero  estas no la minoran en absoluto. Galileo también nos habla de la   importancia del alfabeto, que con solo veinte caracteres podemos hablar con personas que ya han fallecido o que aún no han nacido o con personas que viven separadas por grandes distancias. Y Galileo también afirma que el pintor cuando pinta un pájaro, usa distintas tonalidades de colores, sin añadir una pluma porque entonces sería un pájaro y no su pintura, y que cuando pinta a un árbol tampoco pone una hoja porque entonces sucedería lo mismo. Todas estas cosas nos decía Galileo,  ¿podría afirmarse también de un poema? Benita López Peñate

La vida...

Hombre a la puerta de su casa, con zapatos de días de fiesta y ropa de permanecer encerrado. Todo en él denota senectud deteriorada y vieja y no tiene más de cincuenta años. Las casas siempre van con nosotros a la espalda. Benita López Peñate

Bares

Acera fúnebre. Quienes pasan, ahí mueren. Acera testimonio fiel del interior de un bar: conversaciones guillotinas en cuellos inocentes. Palabras  de rictus   amargos de seres que nada anhelan, perdida la mirada en un vaso como si el alcohol fuera el calor de la esperanza en el frío gris del vacío de un agujero abierto en sus cabezas. Bares lúgubres, velados al aire y a la luz de la calle, a la luz de la mirada abierta de los ojos conectados a la vida. Benita López Peñate

Gallinas y gallos

¿Por qué hay gallos? Tal vez porque donde hay gallinas, hay gallos. Sin gallos, no hay gallinas, y sin gallinas no hay gallos, no habría huevos para para criar dentro del cascarón futuras gallinas y futuros gallos. ¿Se podría romper este cascarón, que nunca existiera? Yema y clara. ¿La claridad desaparece cuando la yema tiene ya al futuro gallo, futura gallina?  Bello el gallo de plumas anaranjadas, negras, blancas, azules, verdes y cresta y barba rojas. Todos deberíamos ser gallos y todos deberíamos ser gallinas, como esta gallina negra, pequeña, esbelta, con su minúscula cresta roja. Ella siempre buscando, buscando para el pico, buscando para el nido, siempre buscando. Y él siempre   alerta, con canto de reloj que también busca, pero levanta más la vista.  (Mi sentimiento a veces se viste de gallo, se engalana y emite su canto abandonando el sentimiento de gallina...) Benita López Peñate

Pensamientos

1 Hay que tener una luz blanca.  Las únicas flores que se ven de noche en el jardín  son las flores blancas. 2 Un cementerio nos acompaña. En su buzón vamos depositando las cartas de las cosas muertas. Benita López Peñate

Convento

De los muros de piedra derruidos a los muros sólidos de un convento. No estaban tan desgastados los sueños. Un acuerdo de canto me resguarda. 2 Muros derruidos, muros sólidos, muros de corcho, muros para cada cosa. Pero me faltan muros,  me faltan muros por desconocimiento de materiales diferentes a la piedra, a los cantos, al corcho. Por favor, que sean siempre muros de la naturaleza, con ausencia del ser humano en el inicio. Benita López Peñate                                                  

De noche

Que se vayan de mi mente todas las guerras del mundo y solo quedes tú para mañana cuando despierte volver atenta al mundo. Que se vayan de mi espalda todas las mujeres y niñas muertas, todos los hombres y niños muertos y solo queden tus caricias: mañana cuando despierte volverá mi llanto por el mundo. Benita López Peñate

Majano de sueños

Música de pedregal son nuestros pies abriendo paso en medio de un semillero de piedras. No es triste el pedregal: papiros de lava antigua donde fue tierra de cultivo; bajo un desierto de piedras palpitan semillas  nuevas: majanos   por construir; Este hombre que va a mi lado semeja una isla, la cordillera de sus hombros guarece ríos. No cesa de caminar donde palpitan los surcos: sus piernas son majanos de sueños. Benita López Peñate (El Canario, julio de 2019)

Inicio

                      Cuando tienes un inicio, no puedes renegar de él.                 Hierbas que dan luz cuando el sol llega.                 (Benita López)

Acequias

Cauce de piedra: El agua corre sin detenerse para llegar a un lugar. Cauce de tierra: el agua llega por donde pasa. ¿Cuál de los dos cauces? Verde al final del camino y verde  mientras el agua está sucediendo. Benita López Peñate

Memoria de semilla

Estanque de tierra sin agua. En el fondo de barro seco crece un tomatero.

Caracol

Hileras de muros en tierra de cultivo abandonada: Hombros para sostener los brazos. Aunque los sueños desvanecen siempre quedan muros para apoyar la espalda y tierra para apoyar los pies dando fe de que el sueño existió. Benita López Peñate

Estanque de tierra

Estanque de tierra. Cuando llueve, el agua viene aquí. En la montaña tiene el camino. No es de hormigón ni de piedra ni de hierro. Es solo un estanque de tierra. La primera agua en llegar se oculta y   no se la ve, desciende    y cuando ya es agua sobre agua, rezuma    la superficie: debajo de ella es solo tierra anegada de agua. Y tienes miedo. Miedo porque a tus ojos el agua llega y se va y piensas que este sostén que has construido con tierra no la contendrá, no la guardará    para cuando la necesites para alimentar tus tierras. Y el milagro, agua sostén del agua, sucede: el agua no se oxida, no se agrieta, no se rompe, subyace en lo invisible, en lo oculto y ahí solo beben los futuros cantos de semilleros, que es casi nada, que no es nada, porque ahora nada en la superficie sostiene. No sostiene a un bosque, no sostiene ramaje, solo a la misma tierra que está bajo de lo visible sostiene. La única agua que se aleja es la que se lleva la luz. ...

Niña aparcera

Arrima su espalda a la pared. Al otro lado del muro jugaba de niña en el colegio. Si es una niña que trabaja, cuídenla. Sobre sus hombros caen los surcos de tomatero. Benita López Peñate

Tierra de tomatero

Pintura de Dunia Sánchez Padrón,  pintora y escritora canaria. Llanura de tierra roja próxima al barro si existiera una gota de agua. Su planicie puede ser de castillos deshechos, de castillos de sueños derrumbados como huellas de un ser vivo desvanecidas con el paso del tiempo tras su muerte.   Por los resquicios de la memoria me llegan notas tocando al silencio de un sacho o de una palilla o de voces en tierra de tomateros. No me llega, o no recuerdo, o bien desapareció el esfuerzo, el cansancio, la fatiga, las penurias del corazón latiendo mis brazos,   mi espalda amasando una tierra en busca de pan suficiente para cubrir la mesa, para cubrir los platos con una porción digna. Se me olvida ese latido humano de la historia de esta tierra; solo me llegan los sonidos del trabajo, melodía     que una y otra vez necesito, indago y busco para tener paz en la mente, notas que en mis oídos permitía el movimiento de mis brazos, de mis piernas, de mi espalda carg...

La montaña de Arinaga desde Sardina

De las imágenes de belleza que te sorprenden caminando Sardina del Sur (Santa Lucía)

Montaña de Fuerteventura

                                                     Mi voz en tu cintura de tierra.                                                      Calle de obligado tránsito                                                       para obtener el agua.                                                      Intimidad de barro

Tierra de Fuerteventura

Llanura de tierra roja, próxima al barro si existiese una gota de agua. Su planicie pudiera ser de castillos deshechos, castillos derrumbados, como las ideas, como los sueños, como el ser humano ausente.Aun me llega la  música de alguna nota tocando al silencio. El sonido de la azada o de una palilla plantando una semilla o una planta, o el sonido de una voz, todo lo demás en silencio. No me llega, o no recuerdo, o bien desapareció el esfuerzo, el cansancio, la fatiga, las penurias del corazón latiendo mis brazos,  mi espalda en silencio amasando una tierra en busca de su fruto, de un pan suficiente para cubrir la mesa, para cubrir todos los platos con una porción digna. Se me olvida ese latido humano de la historia de esta tierra, solo me llegan los sonidos del trabajo, melodía   que una y otra vez necesito, indago y busco para obtener paz en mi mente: música que en mis oídos permitía el movimiento de mis brazos, de mis piernas, de mi espalda cargando esta tie...

Remos de sal

Varada en la orilla, el   agua fue el remo que me ayudó a navegar. Me sacó de la orilla y me dejó en alta mar: Y ahora, rema tú, me dijo,   barca de la mar. Y la barca tuvo los remos de la sal. Ahora soy un velero, un velero   que abrazo. Mi pecho acompasa el ritmo.  Benita López Peñate

Prendida de la luz

  I Una luz camina silenciosa, sin hacer ruido: vehículo de noche y a lo lejos. La distancia enmudece los sonidos. Isla solitaria. Una luz de vez en cuando   en el camino que la transita. Tomar la vida a distancia. De eso se trata la metáfora de esta imagen. El desasosiego y la incertidumbre desaparecen.           II Cuando anochece y todo se vuelve oscuro, cierro los ojos un rato. Al abrirlos, la claridad sorprende.        III La vida tal vez sea esto, una luz de vez en cuando: una luz de resplandor unas veces, y una luz tenue las demás veces. Y en ocasiones, luz ausente. Por eso es   que  necesitamos acariciarla y llevarla con un cordel para que no se pierda Prendida de la luz, camina el ser . Benita López Peñate

La vida...

                 I Una luz camina silenciosa, sin hacer ruido: vehículo de noche y a lo lejos. La distancia enmudece los sonidos. Isla solitaria. Una luz de vez en cuando   en el camino que la transita. Tomar la vida a distancia. De eso se trata la metáfora de esta imagen. El desasosiego y la incertidumbre desaparecen.          II Cuando anochece y todo se vuelve oscuro, cierro los ojos un rato. Al abrirlos, la claridad sorprende.       III La vida tal vez sea esto, una luz de vez en cuando: una luz de resplandor unas veces, y una luz tenue las demás veces. Y en ocasiones, luz ausente. Por eso es   necesitamos acariciarla y llevarla con un cordel para que no se pierda: prendida de la luz va el ser.

Memoria

¡ Yo te conozco!, le grita alguien a su espalda. Se vuelve y no lo reconoce.   Tu rostro me es familiar-le dice-,pero no me acuerdo.Dime alg o.  Y escucha su nombre... Anota su teléfono en una hoja de papel y se aleja. ¡Gracias!, escucha de lejos.¡Gracias a ti!, le grita ella. Si él supiera cómo amuebló en su cabeza el pensamiento no tardaría en llamarla...

Doctoral (Santa Lucía)

No son calles de casas bonitas, no las separan del asfalto tierra de jardín, pero tienen al cielo sobre el techo, plantan flores y hortalizas. El aroma a mesa humilde llega a la calle desde la memoria de los surcos de tomatero: pasos de Sur y Sureste las habitan. Benita López Peñate

En la ciudad

Un joven se aproxima al paso de peatones en bicicleta, risueño y sin prisa. Me indica que reanude mi camino. Sobre su hombro alza el vuelo una mariposa. Revolotea alrededor suyo.

Vecindario

De mi libro La calle, dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam (   A puntos se reduce su mente.  En el universo, él ve mucho.  Descifra el espacio en figuras geométricas .) Despierto en el mismo lugar del último sueño. Insistentemente toco a la puerta, quiero que el sueño me recoja, he despertado en estación equivocada. Pero el tren no abre en mis nudillos. No hay más puertas en este andén último. Y me resigno, no le doy la espalda a la luz. El mundo a pie de calle. Un crisol de culturas puebla la avenida. (¿Dónde estábamos nosotros mientras crecía la ciudad...?) Benita López Peñate

Espina dorsal

Del libro inédito  La calle , libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam. Siempre caminando la espina dorsal y las espinas menores. Siempre caminando la médula, siempre caminando la columna vertebral y las vértebras. Esta calle principal y las calles menores, calles que caen perpendiculares sabiendo que al final de la médula están los sentidos de los ojos, de la boca, de los oídos que la gran emperadora-mártir de la mente toma en su cetro y administra a su antojo. Sí, la gran emperadora que recibe y administra, y aquí da y allí desposee a su capricho; antojo que no es antojo, capricho que no es capricho, la hemos amoldado así: de la médula y de las espinas se alimenta, somos nosotros, quienes le damos el pan y el agua con nuestro andar, casi siempre del suelo porque olvidamos lo que la tierra, del aire necesita.  Siempre caminando la médula, la columna vertebral y las vértebras, esqueleto de pez, esqueleto de ser humano, esqueleto de ciudad que se pone en p...

Jugando

                  De mi libro inédito La calle , libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam. Esta noche no tengo nada escrito para ofrecerte en memoria de las calles que recorrimos juntos. A veces imagino que asomas por una esquina y te vas a otra y a otra esquina jugando como nunca hicimos; jugando simplemente, sin ser tan serios, tan adultos, tan llenos de redes, tan hechos cuando en realidad estaba casi todo por construir, como lo está el río, agua que viene nueva y nunca la misma; a medio construir, como lo estaba la ciudad cuando nos conocimos, y que, ahora,   cuando la avenida es un bulevar de árboles y bancos para sentarnos, tú no estás. ¿Sabes qué murmuran los átomos de los muros donde nos sentábamos?: «¿Dónde está aquel hombre, conocedor de que estos muros no están quietos sino en constante oscilación debido a nuestra presencia atómica dentro?« Benita López Peñate
El sol tiene una sola mirada. A todos nos mira igual. Pero en las cosas que ilumina, su luz, su luz única, desprende distintas tonalidades de proximidad. ¿Tenemos nosotros distintos soles, o tenemos cosas en la cabeza? Benita López
Incógnitas dentro del corazón. ¿Tendrá mente suficiente, el corazón, para resolverlas? ¿Y si tuviera que auxiliarse de la razón, qué le dirá, tan enraizada siempre? El camino está ahí, esperando los pasos de mis pies. Camino imaginario. Benita López Peñate 

Un café de enero

Salgo de la casa. Son las diez de un día frío de enero. Tomo un café rodeada de gente: calor humano para volver a casa. Benita López
   Al poeta Javier Hernández, por las conversaciones de todos estos años. En poesía se es o no se es. No caben imposturas. Los mitos caen y asoma lo verdadero. Mirada auténtica, el polvo se desprende y el brillo asoma. Lluvia limpia. Poema de Benita López