Ir al contenido principal

Convento

De los muros de piedra derruidos
a los muros sólidos de un convento.
No estaban tan desgastados los sueños.
Un acuerdo de canto me resguarda.



2


Muros derruidos, muros sólidos, muros de corcho, muros para cada cosa. Pero me faltan muros,  me faltan muros por desconocimiento de materiales diferentes a la piedra, a los cantos, al corcho. Por favor, que sean siempre muros de la naturaleza, con ausencia del ser humano en el inicio.

Benita López Peñate

                                                 





Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña del libro EDAD DE AGUA

  Reseña del libro EDAD DE AGUA, de la autora Benita López Peñate (Mercurio Ediciones)   .   Por HELENA FALCÓN (periodista especializada en comunicación cultural)   En cuestión literaria me parece que el título es lo más evocador y poético, y ya te permite posicionarte antes de entrar a leer. Creo que el libro se podría definir con dos frases que usted misma emplea en algunos de los poemas que aparecen en el libro: "los muertos son lámparas y las palabras tienen otro ritmo", creo firmemente que esta última frase es sin duda la más explicativa para que el lector pueda entender sus versos. Es un poemario emotivo pero siento que se ha quedado en la superficie y estoy segura de que puede sumergirse más de lo que lo ha hecho. Destacaría las siguientes páginas con lo poemas más profundos y proféticos: pág 27-32-34-40-63-85. Un libro con temática universal capaz de llegar a muchos corazones. En cuestiones estéticas, añadiría en próximas publicaciones ilustra...

La infancia

Arcilla de memorias la infancia en mis manos armando surcos. La tierra ya la tengo y también el agua, arterias de acequias pigmentan en el aire acuarelas de tomateros.   Fotografía: Celedonio López Texto: Benita López  

Horas por mí encarceladas

    No quiero ser mujer en queja                      pero mientras limpio la casa pienso que podría estar en otro lugar, son extraordinarias las horas de los días libres, horas de mente vigorosa de amanecer el día sin obligación de entrar en el camino del salario, horas que siento perder en estas tareas, horas distintas a las horas de lunes a viernes, días estos de horas polvorientas que se arrastran por la tarde con el peso de la mañana, horas que no me desccubren alegría en las cosas.  Si viviera en otro sitio, quizás no fuera así, un lugar más verde, más húmedo, no tan seco. Pero todos los lugares tienen sus miserias. Los sentimientos que ahora me golpean se deben a un mal uso de las horas, es una pena tan grande destinarlas a tareas que podría realizar con mis otras horas, con las horas sucias, las horas cansadas, aunque no las termine y las deje para el día siguiente o para el otro, o para cuando pueda, no pasar...