miércoles, 24 de abril de 2019

Vecindario


De mi libro La calle, dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam ( A puntos se reduce su mente. En el universo, él ve mucho. Descifra el espacio en figuras geométricas.)


Despierto en el mismo lugar
del último sueño.
Insistentemente toco a la puerta,
quiero que el sueño me recoja,
he despertado en estación equivocada.
Pero el tren no abre en mis nudillos.
No hay más puertas
en este andén último.
Y me resigno,
no le doy la espalda a la luz.
El mundo a pie de calle.
Un crisol de culturas puebla la avenida.

(¿Dónde estábamos nosotros
mientras crecía la ciudad...?)
Benita López Peñate

sábado, 13 de abril de 2019

Espina dorsal


Del libro inédito La calle, libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam.

Siempre caminando la espina dorsal y las espinas menores. Siempre caminando la médula, siempre caminando la columna vertebral y las vértebras. Esta calle principal y las calles menores, calles que caen perpendiculares sabiendo que al final de la médula están los sentidos de los ojos, de la boca, de los oídos que la gran emperadora-mártir de la mente toma en su cetro y administra a su antojo. Sí, la gran emperadora que recibe y administra, y aquí da y allí desposee a su capricho; antojo que no es antojo, capricho que no es capricho, la hemos amoldado así: de la médula y de las espinas se alimenta, somos nosotros, quienes le damos el pan y el agua con nuestro andar, casi siempre del suelo porque olvidamos lo que la tierra, del aire necesita. 
Siempre caminando la médula, la columna vertebral y las vértebras, esqueleto de pez, esqueleto de ser humano, esqueleto de ciudad que se pone en pie y anda.
Benita López Peñate

viernes, 12 de abril de 2019

Jugando


                  De mi libro inédito La calle, libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam.
Esta noche no tengo nada escrito para ofrecerte en memoria de las calles que recorrimos juntos. A veces imagino que asomas por una esquina y te vas a otra y a otra esquina jugando como nunca hicimos; jugando simplemente, sin ser tan serios, tan adultos, tan llenos de redes, tan hechos cuando en realidad estaba casi todo por construir, como lo está el río, agua que viene nueva y nunca la misma; a medio construir, como lo estaba la ciudad cuando nos conocimos, y que, ahora,  cuando la avenida es un bulevar de árboles y bancos para sentarnos, tú no estás. ¿Sabes qué murmuran los átomos de los muros donde nos sentábamos?: «¿Dónde está aquel hombre, conocedor de que estos muros no están quietos sino en constante oscilación debido a nuestra presencia atómica dentro?«
Benita López Peñate

DIÁLOGO CON MI NIETA JANA

                                                                       A mi hijo Airam,                                                    ...