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Espina dorsal


Del libro inédito La calle, libro dedicado a Pedro Hernández Almeida, in memoriam.

Siempre caminando la espina dorsal y las espinas menores. Siempre caminando la médula, siempre caminando la columna vertebral y las vértebras. Esta calle principal y las calles menores, calles que caen perpendiculares sabiendo que al final de la médula están los sentidos de los ojos, de la boca, de los oídos que la gran emperadora-mártir de la mente toma en su cetro y administra a su antojo. Sí, la gran emperadora que recibe y administra, y aquí da y allí desposee a su capricho; antojo que no es antojo, capricho que no es capricho, la hemos amoldado así: de la médula y de las espinas se alimenta, somos nosotros, quienes le damos el pan y el agua con nuestro andar, casi siempre del suelo porque olvidamos lo que la tierra, del aire necesita. 
Siempre caminando la médula, la columna vertebral y las vértebras, esqueleto de pez, esqueleto de ser humano, esqueleto de ciudad que se pone en pie y anda.
Benita López Peñate

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