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Algunos poemas del libro Celosía


ALGUNOS POEMAS DEL LIBRO CELOSÍA      

 

 

         Climaterio

Observo la matriz,
mi nombre es el único óvulo

que quieren mis ovarios.
Mareas encarnadas empedraban mis pechos.

Traje roto de óvulo dice adiós.

Carmín y el deseo serán los únicos rojos.

 

 

 

            Vida

Sol en la cabeza

y tierra en los pies.

Partitura de raíces.

 

 

 

                       Dimensión

Neuronas en el cristal de la ventana.

Son mías, salieron de mi cabeza:

acoplan y manifiestan el cerebro que quiero.

Debajo radica mi casa, órganos y músculos.

Una neurona se aleja,

junta con otras materias y regresa

con sabores a selenio y café.

Por encima de mí también son posibles las terrazas.

 

 

 

                         Presencia

El río pasa siempre a la misma hora

Mensajero de orillas: flores y hojas

 

 

Andar

Orillas del alma:

Manos y pies

 

 

 

Celosía

Sol crepuscular.

El cielo lo sostiene

gota de agua en el borde de una hoja

momentos antes de caer.

Mis ojos arden al contemplarlo:

infinidad de espigas brotan en su diámetro

mis pestañas mojadas.

Celosía de savia viste de luces al árbol:

diminutos espacios sin ramaje

permiten ver el otro lado.

Cubro mi cara con la mano,

en luces y sombras sí puedo mirarlo:

pequeño círculo naranja entre mis dedos,

cerco de carne alrededor del fuego.

Desciende como luna llena a decreciente.

Nubes lilas delatan, bajo sí, un sol yéndose.

Mantengo abiertos, en su tamaño, mis ojos:

la luz es justa, no me obliga a entrecerrarlos.

Celosía de quietud viste de plata al árbol:

pasillos sin nada en medio de las cosas.

 

 

 

 

                   

SOLO AMOR

amor tan solo

en la oscuridad del silencio

en la luz de la lengua

amor solamente

 

 

 

 

 

¿QUÉ SERÉ YO EN LA ORILLA?

¿Una roca? ¿Arena?

Me gusta más lo primero:

agua que cae por el otro lado de la roca

 ya no es mar llegando a la orilla,

solo es agua derramándose.

La roca lo hace suyo.

 

 

 

 

El néctar afianza a la mariposa:

No tiembla

 

 

Hojas en el suelo del bosque

Todo lo que el sol ha escrito

PESCADOR AFRICANO

Aún no ha pescado nada

Deposita su caña sobre las rocas

Busca algo

Quizás no tenga nada para comer

¡Un paquete de cigarrillos!

Pero eso no significa que en casa tenga alimentos

A los deseos hay que satisfacerlos

Aunque sea contraproducente

El cigarro da compañía

Genera relación con él

Se pone el abrigo, tiene frío

Extrae pan de una bolsa

Hace una torta como la hacía en África

De una palma a la otra

Palmares amarillos y dorsales negros

Es africano

Amarillas también las palmas de los pies

Tal vez no coja nada

A veces las personas de aquí tampoco pescan nada

Y el mar no le va a tratar distinto porque sea africano

Pero a mí sí me gustaría que le tratara distinto

Ahí está, de pie

Seriedad bien hecha,

De rasgos aposentados

A quien nada del entorno cambia

Recuerda a las montañas

Siluetas negras, milenarias, recién el sol se apaga

Eso es, persona milenaria

Lanza la caña

Y sigue ahí, pescando

Lanza, recoge y nada

Sabe de peces grandes en marea alta

E insiste

La boya le alerta, tira fuerte de la tanza

Enseña el amarillo de sus encías

Otro movimiento, y nada

Hago ruido con los dientes abriendo un maní

Y mira para mí

Pienso que lo escuchó

Imposible dado el sonido del mar junto a él

Y sigue, tira de nuevo, y nada

Me mira y no me importa que me vea mirándole

¡Si supiera que le estoy pintando!

 Si me bebiera otra cerveza 100% malta

Quizás fuera capaz de acercarme y decírselo

Tengo que ir a bañarme, pero ¿y si coge un pez grande?

Y por fin, por fin pesca algo

Un pez que parece un pájaro volando

Lo escribo, levanto hacia él la vista

Y me  está mirando

¿Pensará que le estoy vigilando?

Quizás no sea persona buena

Como tampoco lo son algunas personas de aquí

Pero ¡¿qué importa?!

El trato con él es solo este texto

Que escribo sin que lo sepa

 

BENITA LÓPEZ PEÑATE

 

 

 

 

 


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