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Mostrando entradas de 2020

Abrevar

  PENSAMIENTOS BREVES  (La brevedad de una gota de agua)                                                                                   1 Andén inevitable. Las semillas alcanzan su desnudez: caen los pétalos.   2 El verde será de siembra. Tierra vacía de surcos.   3                                                                                                      Tierra en barbecho. El verde será mañana.   4 Frontera de tierra. A un lado ...

Horizonte

Un hombre mira al horizonte. Sobre los hombros sostiene a su hija, mundo de preguntas y respuestas. Fotografía: Evaluna López Sánchez Texto: Benita López Peñate  

Corazón latiendo

  Es un corazón. Los latidos en su piel son alas. Salió volando de aquel pecho poeta que viene allá corriendo. A veces el corazón se escapa cuando ve tierra cerca: n ecesita tocar el barro latiendo el bosque de su isla. No lo interrumpas, está escribiendo latidos del mundo. Fotografía: Airam Hernández López Texto: Benita López Peñate

Hombres de la mar

  En recuerdo al pueblito de pescadores llamado Las Burras, en San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria. De allí, imposible obtener imágenes de barcas. Sus calles fueron borradas. Estas las tomé prestadas del Castillo del Romeral. No le separaban muchos kilómetros a estos dos pueblos, aunque Las Burras fuera más al Sur de la isla. Aquellos hombres,  que cebaban las olas con las manos y te daban el pescado en la playa, viven ahora perdidos en   calles de cemento. Las calles de aquel mar ya no existen. Benita López Peñate

Román del Pino

 No sé que ha sido del poeta, si ha continuado o no  escribiendo poemas  "al este de la aurora"; lo único que sé es que un día regaló unas playeras a otro hombre. No tiene playeras y las que tiene están rotas, le decía a la madre. Solo tenía dieciséis años. Benita López 

Savia de libertad

                                                                                                                    A Airam, Evaluna y Jana Los pájaros también se posan en los árboles secos. ¿Es motivo suficiente para no limpiar el bosque? Y si no existiera bosque, sino arbustos nacidos al azar, sin más verde alrededor y, por ello, por nacer al azar, en tierra de agua esporádica por no ser tierra de lluvia, naciendo solo de rocíos nocturnos de mera humedad, cuando las raíces crecen no tienen el sostén de agua suficiente para que corran las acequias de savia y mueren y ahí permanecen en pie, ¿es motivo suficiente que los pájaros se posen en sus ra...

Septiembre 2020

1 La pandemia vacía las calles. Nos encierra dentro de las casas. Ojalá no sea encierro la casa ni la calle sea vacío: de la casa palpita la calle y de la calle respira la casa.                 2 Un pájaro picotea las montañas y también las llanuras, los barrancos, las laderas. Alguien le pregunta, ¿Qué estás plantando? Y él responde:  La nada. Para que el ser humano cuando despierte tenga que comenzar de nuevo.                                3 Hago nidos en la noche. Texturas algodonadas en mis dedos escalan las durezas. De nido en nido alejo esta tranquilidad    agachada de incertidumbre. Son los nidos telescopios para mi mente. Cuando llego a la cumbre de la pared de mi cabeza son otros ...

A la hora del sueño

Los remos quedan a un lado, no los traigo conmigo a la cama: descargarían sobre mí en estas horas   de sueño todo el cansancio. La barca sí se viene conmigo, a fin de cuentas, la barca soy yo. En la alta mar del sueño no necesitan remos mis brazos.  Benita López Peñate

La estrella como símbolo

La estrella como símbolo   En el cielo azabache anclas de luz. Balcón a la noche. Me agarro a una estrella. Entre mis dedos  los rayos y centro de luz.   Quito la cerca de corral alrededor mío. El mundo es más grande.   Corren los animales y crecen las plantas.     (ilusorio pensar las luces del cielo en la mano, pero tiene su parte de realidad: nos empuja hacia adelante   cuando la tierra se junta con el cielo   y nos aplasta.) Benita López Peñate  

Tocar la palabra en el agua de los ojos

Para reconocernos nos miramos a los ojos más que nunca. Protección frente a la pandemia. Oculto el rostro tras la mascarilla la frente recupera los cimientos de la luz. Costumbre que nunca se debió perder. Los ojos de nuestros ancestros. Cuando la muerte desaparezca y salgamos libres a la calle con el rostro al descubierto, ojalá los ojos no pierdan el lugar que le corresponde en el edificio de la luz y de la sombra. Fotografía ojo de Hari : Gloria Cabrera Autora texto: Benita López Peñate

Abanicos de hojas

Abanicos de hojas a la entrada de la casa. Me hizo ilusión recogerlas del suelo para airear las tardes. Quienes me visitan toman su hoja a la entrada, se sientan y comienza la tenue danza de aire y savia en el rostro. Al despedirnos se la llevan con mucho cuidado, como si fuera el mayor tesoro del mundo . Benita López Peñate

Un claro en el sol

Sombra en el suelo en medio de un sol de verano. Arboleda cercana. Abanicos de hojas calman la tarde. Un claro en el sol las copas de árbol. Frescor en el rostro. Benita López Peñate

Acequia

                                                                                           A mi hijo Airam, por acompañarme a los recuerdos de una                                                                                              acequia. Tierra esta origen de la madre. El agua corriendo por la acequia y nosotros deteniéndola a la entrada de cada surco. Cuando se llenaba, pasábamos al siguiente. Poco a poco el agua se iba yendo a la hondura de las raíces, quedando en la superficie  la tierra embarrada . Así...

Siembro en el corazón

Necesito  sembrar en el camino. La tierra más próxima a mí, está en el pecho, puñado de tierra sin distancia entre la semilla y el fruto: siembro hortalizas y ya me enraman las verduras, siembro árboles y ya colman mis labios la fruta. En el corazón el tiempo de siempre no existe. Son otras las horas. Benita López Peñate

Protección de la manada

                                                                    A mi hijo Airam, protagonista de este relato.                                                                      Suyo también es el título. Cantos de pájaros en el patio. La algarabía es más intensa que otras mañanas. Un pájaro aletea en el suelo, es una cría, abre sus alas, pero no alcanza la altura del vuelo y cae. Sobre las rejas los cantos se vuelven más intensos,   tres pájaros presencian la escena y uno corre de un lado para otro. Intenta cogerlo pero se escapa, alza el vuelo, cae, corre y se esconde en el cuarto pileta. Pasan las horas y llega el hijo. Conti...

La tranquila noche

La noche diluye edificios del día. Las horas del trabajo desaparecen. Desde lo más recóndito recupera la noche mis otras horas. Los ojos rebosan esplendor: gotas de sueños riegan mi tierra nocturna. Benita López Peñate

Mujeres salvadoras

                                         A mi cuñada Susi, por ser… De esas mujeres que existen en todas las familias, mujeres que al cuenco de sus manos van todas las lágrimas y a sus hombros van todas las cargas, porque son mujeres de escucha, mujeres optimistas, que no se precipitan, llaman a la calma, como la orilla quieta de un mar en tormenta. Mujeres salvadoras, salvar es su sino, y nadie las consuela, ellas lloran a solas. Podría renegar y no ocuparse de nadie, y decir: «Es mi momento, escúchenme a mí,  denme un hombro para llorar, denme el cuenco de unas manos para llorar». Podría decirlo y encontrar a mujeres que la escuchen, que recojan sus lágrimas. Pero ella necesita seguir. Cuando encuentra un hombro, se detiene; pero ese hombro enseguida reblandece porque ella es distinta, es como una esfinge, como una santa: un corazón bueno puede ayudar a un corazón s...

Primavera 2020

1 Mirar al mundo, no mirarme a mí ni al otro. Mirar al mundo, a la compañía que el mundo da. La noche delata gente viviendo. A lo lejos, luces de un pueblo. El camino para llegar está en la oscuridad que lo rodea A esta estrella cerca de mí  pedirle que limpie las mentes oscuras del mundo. 2 Arbusto florecido en la autopista refracta corona fúnebre en mi cabeza. Días de pandemia. Miedo calado hasta los huesos. Campos verdes, amarillos. Pasa la neblina más espesa y  nada se ve. Color humo, color negro, color fuego y se diluye como la vida misma. Los momentos malos, pasan; y después, conformarnos con lo que queda tras la niebla: a veces, pletórico; otras veces, no tanto. Lluvia cernida de primavera. Gota de agua refresca los labios de mi hijo en el envés de una hoja. (Fotografía: Airam Hernández López) Gotas de lluvia cuelgan de las tuneras. Agua libre de espinas. (El gua del cielo se puede beber aunque sea en campos po...