Los remos quedan a un lado,
no los traigo conmigo a la
cama:
descargarían sobre mí
en estas
horas de sueño
todo el cansancio.
La barca
sí se viene conmigo,
a fin de
cuentas, la barca soy yo.
En la
alta mar del sueño
no
necesitan remos mis brazos.
Benita López Peñate
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