Una mujer va a la mar del mundo y vuelve con su red llena peces. Y es
feliz esta mujer de la mar, de la mar de sus calles colmadas de peces de
colores.
Afuera los últimos ruidos de la noche,
adentro las últimas luces: lámparas que alumbran un pan sobre la mesa y una
libreta donde el día escribe sus notas de horas caminantes.
Una mujer solitaria conversa por los
caminos. Le hablan las piedras: la tierra perdió los surcos. Yunta de arado son
sus pies abriendo paso. Asoma el agua a sus
ojos. Barco a la vista limpia los naufragios. Nacimiento de un ser humano nuevo.
En la calle pobre y hambrienta, llueve
pan. El cielo se detuvo en los campos de
trigo: abre el viento las vainas y rompe las cercas. Luna de cosecha alumbra
los senderos.
Benita López Peñate
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