viernes, 3 de enero de 2020

Bandera de esperanza



I
Espigas de pensamientos
el sueño de palpito en la noche
asomada a las puertas del insomnio
queriendo vivir las horas.
El mundo da vueltas
y quiero bajarme en una de ellas.
El paso del tiempo existe.

 II

Correr a lo alto,
a los mundos abiertos de allá arriba
por una cuerda de tierra y sudor.
Sudor inhalado en tus cuevas
para tener sal y agua en el pecho:
sudor silencioso de misterio
porque misterio es todo lo íntimo.
Envuelta en mi querer,
la bandera del amor se ondula a mi cuerpo:
la única bandera que da sentido
a este paso por la tierra.
Bandera de esperanza
son mis ojos colmados de sueño.
En el interior de los párpados  el amor que quiero.

  
III
Me alegro de invocarte.
Regresa la luz.
Ilusión ardiente
la previsible hoguera pronta a arder
en lo que todo es seco
y todo es aire.
Ímpetu de luz escondida
que aun refulge en los pedregales,
capaz de deshacer en el fuego
el peso carcelario de las piedras
que trae sobre los hombros
y arrastra sus pies.

  
IV
Entre alas y miel
la bondad de un hombre:
secreto avicultor de luz.
Lenguaje de unos ojos
que vuelan afuera y regresan a la boca
tocando en el paladar la realidad del mundo.
Un agua antigua cultiva
la tierra sin techo de sus venas.


 V
Corazón de piel pegada al espinazo. Laberinto de espinas hasta llegar a la carne adherida al hueso, jugosa ahulaga, caricias de yemas: manojo de espinas que arden en el roce como un manojo de cañas.


VI
Algo extraordinario ha sucedido:
almohadas de besos que soñamos
descansan nuestras cabezas.

  
VII
La tierra rebelada camina de verde. Tiene al cielo como senda y ya llueve las huellas de sus pies por donde ella quiere que el agua discurra.  Corre el agua y la esperanza crece: corren los pájaros de enhorabuena. Cielo y tierra se guardan cofre de semillas de flores nuevas que aún no tienen nombre, a la espera de que florezcan los pétalos inventados.


VIII
Las fronteras unas veces se abren y los ríos pasan y otras veces se cierran de ánimo y  de espíritu. De alegría y de dolor está hecho el camino, pero permanecemos enteros para arrimar el hombro: la vida no se apropió del alma nuestra. El alma se apropió de la vida y la llevó por los cauces del agua cuando las piedras se clavaban a nuestros pies como cuchillos. En esta última estación, el río trae a la espalda la experiencia de vid enracimada tierra adentro. Bodegas forjadas en la madera del camino beben nuestros labios.


IX
 Hileras de puntos traduce la vida: líneas rectas y curvas ponderan las posibles figuras.


 X
Un beso sobre mis hombros los despoja del peso diario.

Benita López Peñate, Sardina del Sur (Gran Canaria)

2 comentarios:

  1. El presente poema es de una calidad poética impresionante. Felicitamos a Benita. Los poemas extensos necesitan una gran respiración, y sólo con gran aliento se sostienen en el aire genuino del espíritu.

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    1. Muchas gracias, son de ánimo grande en mí tus palabras. Del aprendizaje con Eurekíada tiene inmensamente mucho. Un abrazo fuerte desde Canarias.

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