Salgo al patio de la noche.
La oscuridad me deslumbra.
Mis ojos se acomodan
y son capaces de ver en las paredes
claridades de luces lejanas.
El deslumbre desaparece.
Todo en silencio,
Las estrellas no hacen ruido.
Benita López Peñate
Salgo al patio de la noche.
La oscuridad me deslumbra.
Mis ojos se acomodan
y son capaces de ver en las paredes
claridades de luces lejanas.
El deslumbre desaparece.
Todo en silencio,
Las estrellas no hacen ruido.
Benita López Peñate
Nidal de savia y néctar
la primavera en mis ojos.
Deshielo en la cumbre.
Caminitos húmedos en el rostro,
pinturas en el pecho.
Benita López Peñate
Luz de atardecer en la ciudad
tan parecida a la luz del campo a esta hora,
el aire tiene barquitos de almendro.
Alguien viene a lo lejos.
El regreso tiene en mí sabor a huerta,
luz que bañó mi infancia de la tierra a mi casa.
Gotitas de música mis dedos rozando el aire.
Es tan cálida, tan tierna la luz de esta hora,
mi cestita de música, mi cestita de almendras.
Fotografía: Elena Arqued Jane
Texto: Benita López Peñate
Por muchas artes que nos habiten
de antes y después del gran río,
a la agricultura no dejarla atrás,
es la única que nos proporciona alimento
en la mesa en que se come
y en la mesa en que se escribe.
Cada agua tiene su huerta,
espesos muros la aíslan,
corazón de día en la calle
y de noche a resguardo.
El agua ajena no sacia el fruto,
las flores se desgajan del verde
y nombran a su tierra
si el agua no pertenece
a la tierra que lo declama.
En el agua propia la savia fluye
por caminos innatos.
Los poemas no hacen ruido.
Fotografía: Airam Hernández López Texto: Benita López Peñate |
Roque Aguayro |
A los poetas Reyna Esperanza y Roberto Manzano
Cuando ya no esperas nada y te retiras,
y sigues sin esperar nada y te retiras un poco más,
a tu casa pequeña porque ya no esperas nada,
no esperas que te nombren, no esperas que cuenten contigo,
que te mencionen en antologías, que te inviten a mesas brillantes,
entonces los ruidos desaparecen y tu casa pequeña se convierte
en espacio sagrado. Tocas al silencio y el silencio te responde;
tocas las paredes, y tus dedos se llenan de poemas:
del techo cuelgan versos, de la cama recibes poemas,
de los muebles, de la silla escuchas poemas.
Es un asombro y no quieres salir de ahí,
suelo algodonado para caminar las horas interiores.
La casa tiene música: las paredes, las sillas, la cama
son las teclas de un piano. Y el suelo por donde caminas,
también es música. Un mundo grande es el reino de la poesía,
pasillo del que ya no es posible regresar.
Fotografía: Airam Hernández López
Autora del texto: Benita López Peñate
La casa de mi madre.
La misma mesa, la misma silla.
La casa de los primeros poemas,
los poemas adolescentes
rozando la juventud,
los primeros comentarios de textos,
las primeras lecturas
del poeta que dejó en mi mano
un candil de poesía encendida,
el poeta Miguel Hernández.
La casa de mi madre,
la casa que aun conserva el aroma
de los pasos infantiles en la montaña.
Poema de Benita López Peñate, del libro Vecindario (libro aun inédito)
1
En la deriva del agua mis ojos son anclas de mi barca. Un mundo sólido me rodea, no tengo roturas, la poesía teje hilos, hilos que se encuentran. 2 Los remos quedan a un lado, no los traigo conmigo a la cama, descargarían sobre mí todo el cansancio. La barca sí se viene conmigo, a fin de cuentas la barca soy yo, en la alta mar del sueño no necesitan remos mis brazos. BENITA LÓPEZ |
Luz de luna llena sobre la mar quieta.
La luna también tiene su estela.
Ni una gota, ni una hoja se mueve,
calles de agua unida, de árboles unidos:
cadencia de corazón tranquilo.
Rumor de olas. Noche quieta, un grillo canta.
Un hombre pasea en carro a su hija,
arrorró de pasos para que la niña duerma.
Y detrás camina la abuela
la armoniosa estela del hijo y de la nieta.
Benita López
Bahía Feliz, 21 de septiembre 2021
Muro entrañable.
No hay día que me siente
y no me dé algún verso.
Siempre que voy me traigo letras,
con el mismo ritual
para que no se pierda el hechizo:
un cigarrillo y un café
y entrar en alguna tienda.
No es muro de una plaza,
de un parque, de una calle;
es solo un bordillo,
en él soy una mujer
escribiendo casi en el suelo.
Benita López Peñate
Un árbol abstracto,
que solo tenga
lo común a todos los árboles:
líneas de tallo y copa.
Un árbol con todos los árboles
para construir cualquier fruto.
Un poema en abstracto.
De líneas y círculos.
Que no lo da todo hecho,
dejando algo al albedrío
de quien se acerca
atraído por la forma.
Abstracto como lo es
la tierra vacía de cultivo
para cuidar cualquier semilla.
Cielo iluminado de luna llena.
Noche de insomnio mi mente en abstracto.
Benita López Peñate
¿Qué es la vida?
Un estar aquí.
Antes y después, nada.
Todo está en medio.
Un grano de arena
llevamos al hombro.
Con el tiempo
piedra de puente grande,
testimonio de que estuvimos aquí.
Hileras de puntos traduce la vida.
Líneas rectas y curvas
ponderan las posibles figuras.
BENITA LÓPEZ PEÑATE
En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...