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En la deriva del agua mis ojos son anclas de mi barca. Un mundo sólido me rodea, no tengo roturas, la poesía teje hilos, hilos que se encuentran. 2 Los remos quedan a un lado, no los traigo conmigo a la cama, descargarían sobre mí todo el cansancio. La barca sí se viene conmigo, a fin de cuentas la barca soy yo, en la alta mar del sueño no necesitan remos mis brazos. BENITA LÓPEZ |
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