Mis labios no saben a tierra,
los muerdo y no tienen sangre,
no tienen letras mis dientes.
Res a un poste atada,
dos metros de hierba:
máquina obrera usurpa mi mente.
Rumio las hojas, los tallos, las piedras,
los caminos de las raíces mastico
ahondando un sol en el centro
y el abecedario regresa.
Saben a tierra mis labios,
los muerdo y asoman los ríos
de savia blanca y verde de árboles.
Tienen letras mis dientes.
Como si fueren baifillas recién paridas
mi lengua las lame,
tambaleantes buscan las ubres
amamantando la página en blanco.
Fotografía: Celedonio López Peñate
Texto: Benita López Peñate
Es un poema precioso y cargado de cierta lírica ancestral.De esos que logran tensar los hilos de nuestros corazones...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura, muy agradables tus palabras. Saludos
ResponderEliminarDisculpa que te pregunte si nos conocemos, es que tu comentario aparece como anónimo, creo que es la configuración que tiene el blog.
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