I
Es una luz.
Camina a lo lejos
y es de noche.
La distancia desvanece
figura y ruidos
de quien la lleva.
Isla solitaria.
Luz de vez en cuando
en el camino que la transita.
Carretera de noche.
Tomar la vida a distancia.
De eso trata esta luz.
2
Cuando anochece
cierro los ojos en la oscuridad.
La claridad sorprende al abrirlos.
3
Tal vez la vida contenga
luz de resplandor de vez en
cuando,
luz tenue a veces
y luz ausente en ocasiones
Por eso es tan necesario
el beso y la caricia en la llama
para que la luz no se pierda.
Prendido de la luz camina nuestro ser.
4
Varada en la arena, el agua fue el remo que me sacó de la orilla y dejó en alta mar. Y
ahora, barca de la mar, rema tú—me dijo—. Desde entonces, mi pecho
acompasa los remos de sal.
5
La isla despoja de vínculos.
Su desnudez nos arropa.
6
Esta tierra roja, próxima al
barro si existiera una gota de agua, recuerda
fortalezas de sueños desvanecidos. El sonido de un sacho en tierra de
tomatero en silencio alivia mi destierro. No recuerdo el cansancio del corazón
amasando surcos en busca de pan suficiente para cubrir la mesa. Se me olvida
ese latido humano de la historia, solo recuerdo
los sonidos que nos permitía
cargar esta tierra, las pausas de sonidos de un sacho tocando al silencio que
tanto necesita reverberar mi mente.
La melodía que aparentemente se muestra como si solo
fuera la consecuencia, el humo en el aire desprendido de las brasas de una
hoguera, es, sin embargo, la estructura que sostiene a la tierra y al fuego,
como la poesía sostiene al bosque en el esqueleto de sus versos. El bosque se
diluye, lo verde y espeso se desvanece, y solo queda la espiga que vertebra al agua
para que la savia camine. Ese es el
bosque verdadero. El ramaje, la hermosura también originan ruido. Es
necesario columnar aquello que no se ve, aquello que pasa oculto en todo lo que
brota forrado de vida. Las notas que a mis oídos llega tocando al silencio,
aliviaban mi espalda cargando esta tierra de tomateros.
7
Muros en ruinas construirán el
mañana si abanderamos los recuerdos de cada grano, de cada gota de tierra y
agua que guarecían sus piedras.
8
Estanque de tierra sin agua.
En el barro seco
crece un tomatero.
9
Estanque de tierra. Cuando
llueve, el agua viene aquí. En la montaña tiene el camino. No es de hormigón ni
de piedra ni de hierro, es solo un estanque de tierra. La primera agua en
llegar se oculta y no se la ve, desciende
y cuando ya es agua sobre agua, rezuma
a la superficie: debajo de ella es solo tierra anegada de agua. Y tienes
miedo. Miedo porque a tus ojos el agua llega y se va y piensas que este sostén
que has construido con tierra no la contiene, no la guarda para cuando la necesites. Y el milagro
del agua sostén del agua, sucede: el
agua no se oxida, no se agrieta, no se rompe; en lo invisible, subyace y ahí
solo beben los cantos de semilleros futuros, que es casi nada, porque ahora en
la superficie nada sostiene, no sostiene a un bosque, no sostiene ramaje, solo
a la misma tierra que está bajo lo visible sostiene, y si existiera agua que se
pierde sería madeja de hilos que la tierra atesora abiertos para comunicarse con otras tierras, pero está
tan empapada, que el barro se tranca y es en la tierra cerradura que no deja
pasar al agua. Puerta herméticamente cerrada, puerta que no es puerta,
cerradura que no es cerradura en este edificio de tierra y agua sólidamente
sellado. Ahora solo es un estanque de tierra sin agua. Brilla en la superficie
un círculo de musgo naranja. Necesita un sello, un sello para volar. En los
alrededores, sin alejarme, permanecen mis alas, las alas de una semilla
dispuesta a alzar el vuelo.
10
Cauce de piedra,
el agua corre sin detenerse
para llegar a un lugar.
Verde al final del camino.
Cauce de tierra,
el agua llega por donde pasa:
Verde todo el trayecto.
¿Cuál de los dos cauces?
11
Magua antigua
posada sobre la memoria.
Una lágrima.
Junto a una lámpara
aletea una mariposa.
Alas de luz.
12
Piedras recogidas en muro. Lo que
sobra en la tierra, se agrupa en utilidad de sostén.
13
Luz para afrontar el humedal
Mañana de brisa
Seguridad en mis pasos
El cansancio desaparece
Barranco florecido
Casa con alas
Música después del miedo al
camino.
14
Desprendida del camino.
Recordar de dónde vengo
para saber dónde estoy.
Continuar adelante,
abrir camino, hacer camino con
los pies:
al otro lado de este lugar seco
la música del barro me espera.
15
Una medalla el corral de piedras
y yo:
un círculo, yo en el centro y el
sol encima.
Dejé mi mochila fuera antes de
entrar,
16
Hileras de muros en tierra
abandonada. Sostén de hombros. Aunque los sueños desvanezcan, siempre quedarán
los muros para apoyar la espalda y la tierra para apoyar los pies dando fe de
que el sueño existió.
17
Cuando tienes un inicio, no
puedes renegar de él.
Hierbas que dan luz cuando el sol
llega.
BENITA LÓPEZ PEÑATE (Sardina del
Sur, Canarias)
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