La casa de mi madre.
La misma mesa, la misma silla.
La casa de los primeros poemas,
los poemas adolescentes
rozando la juventud,
los primeros comentarios de textos,
las primeras lecturas
del poeta que dejó en mi mano
un candil de poesía encendida,
el poeta Miguel Hernández.
La casa de mi madre,
la casa que aun conserva el aroma
de los pasos infantiles en la montaña.
Poema de Benita López Peñate, del libro Vecindario (libro aun inédito)