Recogimiento.
El caracol en su concha
rodeado de mar.
Agarrado a la piedra
las olas no lo tumban.
Benita López Peñate
Recogimiento.
El caracol en su concha
rodeado de mar.
Agarrado a la piedra
las olas no lo tumban.
Benita López Peñate
1
A un lado la montaña
-cuarterías blancas y socos de caña-,
al otro lado la playa
y en medio escultores de surcos
armando la tierra con el sacho.
Las mujeres lavan en la acequia y rocían los patios.
Los niños y niñas juegan con palos y verguillas.
Se avecina la zafra, se desandan las cucañas.
Sombreros y pamelas las mujeres y hombres.
Tiras de platanera, se hace la latada,
la semilla se planta, se riega, enguana y raspa la hierba.
Se deshijan y amarran los tomateros
a la primera y segunda caña.
Trabajador a la parte, flores amarillas llenan de tomates
los fardos en la cintura, las cajas en los bajantes
por un anticipo que no se desquita nunca
y se debe siempre a quien pesa en el almacén la fruta.
Termina la zafra, vuelven las cucañas y los baños en la playa.
Se desliza la tarde, baño de agua dulce
en el afluente de un risco junto a la playa.
Regreso a la cuartería.
Conversaciones en los patios.
Se encienden las velas.
2
En la caja de tomate
va la sangre de mi familia.
Pesa treinta kilos.
En el recibo usted pone: 10 kg. de apto,
15 de tara y cinco de verde.
Deme la sangre que falta. Es mía.
3
En la caja de tomate
ondea la sangre
del sudor derramado en el surco.
Presencia el pesaje y exige su fruto.
Se aleja, el capataz lo apunta.
Son las tres de la madrugada.
El viento ruge en los techos de plancha.
Ladran los perros, se despiertan los niños,
la Guardia Civil toca en la puerta.
Se desangra la luna llena,
aúllan los cardones y tabaibas,
La mujer destila su pena.
Escurren las montañas de relentada.
El sol asoma en el agua.
Por el camino de tierra
regresa caminando el aparcero Celedonio.
Fotografía: Francisco López
Autora del texto: Benita López Peñate. (Libros de sal, Beginbook, 2010)
Posado en lo alto de la cumbre
un águila prepara su viaje.
Durante horas mira animal serio
la seriedad quieta del mar,
la majestuosa magnitud de agua.
Con semblante enjuto, de rasgos ancestrales
comienza el ascenso, dueño del primer aire
que bordea la altura de su estatura.
En la otra isla vive un hijo, un hombre que habla
con las almas de los árboles y animales:
un hombre calladamente callado, en silencio callado.
Toma el águila en sus brazos al hombre
y lo arropa en el calor de sus plumas.
Hermosa canción de arrorró
el corazón del hombre en las alas del águila.
Saca el sol del agua sus alas amarillas.
Comienza el avance de la luz.
Imagen: Airam Hernández López
Texto: Benita López Peñate ( del libro dedicado a mi padre "Libros de sal", Editorial Beginbook, 2010)
En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...