miércoles, 31 de octubre de 2018

Barranco de Azuaje


                  Liquen y una flor
                  sobre la piedra.
                  Umbría de otoño.

               
                  Tarde de invierno.
                   Cierro la puerta de mi casa
                   y salgo a la calle.
                   Caminando
                   las frías baldosas
                   mi cuerpo entra en calor.


                                   

                                       

Caminante


                                                                                                                        Inspirado en mi hijo
Abandona los caminos urbanos
y toma los caminos de tierra.
Pedalea, hacia arriba, la montaña.
La arboleda neuronal
se retira del asfalto,
y el humo de los pies
queda libre y se aleja.
Se van las horas de cansancio,
los caminos trillados,
las horas carentes de aire.
Todos los obstáculos se van
y todo queda abierto.
Movimiento y quietud.
En lo alto de la montaña,
detiene, junto a un cardón, su bicicleta.
El caminante descansa.

FOTOGRAFIA: Airam Hernández López 


Un cardón y una bicicleta juntos.
El caminante está descansando.


domingo, 28 de octubre de 2018

La cerradura


                                       Llanto de cerradura:
                                      quien  tiene la llave no volverá.
                                      Alrededores ferrujientos:
                                      en el abandono nadie la cuida,
                                       lágrimas de óxido
                                      destila en ella el relente
                                      como si fuera un árbol de otoño.
                                      Capas de olvido
                                      deshacen el hierro y la madera
                                      que un día sostuvieron
                                      la entrada de la luz y del aire
                                      abriendo y cerrando
                                      las hojas de una ventana.

                                    FOTOGRAFÍA: FRANCISCO LÓPEZ
                                    POEMA: BENITA LÓPEZ PEÑATE

viernes, 26 de octubre de 2018

El ojo

El ojo es el cielo.
El cielo entra en mi mente
y mi ojo es el mundo.
El mundo a través del mundo,
la luz a través de la luz.
No existe el infinito,
lo oculto, lo invisible no existe:
la luz sostiene al mundo. 
Atalaya de universo mirando al horizonte.

TEXTO: Benita López Peñate

FOTOGRAFÍA: Juan González



martes, 2 de octubre de 2018

Poemas de Benita López Peñate incluidos en el libro colectivo DESDE AQUÍ del grupo literario CiudArte, dirigido por el escritor Francisco Ramírez Viu (ciudArte 2012)





Algunos de los poemas de Benita López Peñate incluídos en el libro colectivo Confluencias, del grupo literario Nueve Puertas (Editorial Beginbook, 2010)





MIRADAS DE AGUA





                                    Miradas de Agua

                 

               

CANTO A LA LIBERTAD            A mi abuela Eloísa

Canto a la libertad de mi cuerpo

bañándose en el barranco

tendida sobre las piedras

llenándose de sol.

 

Canto a la libertad

de caminar descalza

por los caminos de tierra,

de abrazarme a los riscos,

cardones y ahulagas.

 

Canto a la libertad

de sentarme en la puerta

para contar las estrellas

en el silencio del atardecer.

 

Canto a la libertad de un lugar

donde el tiempo transcurre pausadamente

permitiendo que oigamos el canto

del día y de la noche.

 

Canto a la libertad

de acostarme sobre la tierra

de una casa sin puertas ni ventanas,

canto al bienestar de una choza de cañas.

 

Canto a un lugar

al que siempre regreso en sueños

para abrazar a una mujercita

de pañuelo negro y delantal.

 

 

 

TE HARÉ REINA                                           A mi madre

Te haré reina

de mares y montañas,

con una Corona de brillantes

que ilumine tu cara,

borrando los surcos y sombras

que dibujan en tus manos

el paso del tiempo y el trabajo,

y así no te veré

en el descanso de la tarde

contemplarlas absorta

con el brillo verde de tu mirada.

Un baño de sirena

en barrancos y océanos,

en agua dulce y salada

te devolverá tu manantial,

el cetro perdido

en el fondo de las cajas de tomate

que con el lleno de tu fardo

tú llenabas para reyes ajenos.

 

 

AGUA CLARA EN LA GARGANTA                            A mi padre

Hombre forjado

en fanegadas de surcos

de los años treinta

allá en Los Prietos

despedregando la tierra

donde las piedras

fueron su primera escuela.

La piel cuarteada

por el sol y el sacho

nació un líder

de mirada limpia

y corazón honrado.

A su casa de aparcero

iban sindicalistas y abogados

y también la policía,

allí en las cuarterías

vivía un comunista.

El trabajo de sol a sol

no consiguió alienar su mente.

Queremos volver a verte

vestido de aparcero

haciendo la choza perfecta

en medio de los tomateros

con el sombrero de Palma

y las manos pintadas de verde.

 

 

CANTARTE ENTERA CON ALEGRÍA                       A mi hermana Ana

Me causa dolor

tu trabajo,

me causa dolor

tu escaso sueldo,

me causa dolor

tu corazón trincado.

 

Me causa alegría

tu firmeza en las ideas,

me causa alegría

la fuerza de tu figura

no maleada

por las olas de los vientos.

 

Te pido perdón

por querer llanto anónimo,

cantar injusticias ajenas

no causa el mismo dolor

si quien las sufre

tiene el nombre de mi hermana,

contigo mi corazón se arrastra

como si el mundo fuera

las paredes del pecho.

Siempre queriendo salvar lo mío.

Sí, cantaré a la aparcería

pero que mi hermana ahí no esté,

me decía mordiéndome los días.

 

 

 

LA ACERA                                              A mi amiga Eli

Todos los días

de todos los meses

de todos los años

limpia la acera.

 

Todos los días

ella la barre y friega,

todos los días

la acera tiene

quien la quiera.

 

Todos los días

ella se esmera

como si la acera fuera

El espejo de su casa.

 

Todos los días

las visitas tienen

entrada fresca

aunque no llueva.

 

Todos los días

con el cepillo vuelan

invisibles los pasos

sobre sus huellas.

 

Todos los días

las suelas tienen

alfombra nueva

y olor a hierba buena.

 

 

 

LAS MISMAS MUJERES                                     A mi amiga Tere

Aún hoy

en otros espacios del tiempo

seguimos compartiendo

diálogos de silencio

en el mismo sitio,

bajo el mismo sol.

 

Ver de cerca

crecer juntas las manos

me impide envejecer,

somos los mismos cuerpos

convertidos en cántaros

colmados de años,

las mismas mujeres

sin pérdidas de edades.

 

Puedo avanzar regresando

a la edad primera

porque tengo tu nombre

referencia de llegada.

 

El día que tú no estés

me faltará la niñez,

el día que tú no estés

me faltarán los años,

el día que tú no estés

no estaré yo antes.

 

 

 

UN MONTÓN DE AÑOS

Todo mi cuerpo cumple un montón de años,

cumplen treinta y cinco años mi boca y mis ojos,

los dedos de mis manos, mis piernas y mis ovarios,

las articulaciones de mis huesos, mis nervios y mis arterias,

las neuronas de mi cerebro, mi corazón y mis pulmones.

 

Cumplen años mis tiempos,

los sabores recogidos de cada estación,

los sabores de los nervios

que contraen y dilatan

el contenido de mis memorias.

 

Cumplen años el tacto

de las caricias y el trabajo,

los sabores del cariño

a mis hombres y mujeres.

 

Cumplen años mis luchas de contrarios

que han precedido mis pasos.

El día que se me acabe el tiempo

tendré momentos que cumplan muchos años

pero también los habrá de meses,

minutos y segundos:

partes de mí serán ancianas

y otras recién nacidas.

 

 

MI SUEÑO

Andaba sonámbulo mi sueño

perdido en la madrugada,

y como sueño abandonado

se retiró en vela de mi almohada,

refugiándose en un lugar

que la noche reserva para el letargo.

Dormido espera mi sueño

la imaginación creadora que lo despierte.

 

Noche, tienes un sueño que me pertenece,

tienes mi cofre de la alegría

que perdí contigo mientras dormía.

Dame mi sueño que es mío

y quiero inundarme las venas,

quiero volcanes de alegría

que me rompan y compongan

una y otra vez.

 

Quiero que me bailen los huesos,

que mis huesos sean orquestas

de flautas, timples y guitarras.

 

Quiero que me corran corales,

que la sangre revierta en barrancos de voz

llenando mis vasos.

 

Noche, despierta mi sueño

que es mío y quiero la vida.

 

 

LOS BANCOS DEL SUEÑO

Noche tras noche

las estrellas buscan

aquel banco donde un amigo dormía.

 

¿Dónde está aquel andar lento

vestido de harapos,

buscador de fortunas

en los contenedores de basura?

¿Dónde estará

aquel estómago ausente

de un plato caliente,

simulador de barómetro

en la gran ciudad?

 

Las aceras contestan

voz pisada:

Las cajas fuertes rompieron

los bancos de madera,

no quieren corazones mendigos

sentados bajo las estrellas,

los bancos de capital

tragan en sus cuentas

los bancos de sueño

lechos de suelos durmientes.

 

Las estrellas se descuelgan,

corren en busca de aquellos ojos

que como conchas se abrían y cerraban

atrapando trocitos de cielo.

 

 

 

UN MONTÓN DE AÑOS

Todo mi cuerpo cumple un montón de años,

cumplen treinta y cinco años mi boca y mis ojos,

los dedos de mis manos, mis piernas y mis ovarios,

las articulaciones de mis huesos, mis nervios y mis arterias,

las neuronas de mi cerebro, mi corazón y mis pulmones.

 

Cumplen años mis tiempos,

los sabores recogidos de cada estación,

los sabores de los nervios

que contraen y dilatan

el contenido de mis memorias.

 

Cumplen años el tacto

de las caricias y el trabajo,

los sabores del cariño

a mis hombres y mujeres.

 

Cumplen años mis luchas de contrarios

que han precedido mis pasos.

El día que se me acabe el tiempo

tendré momentos que cumplan muchos años

pero también los habrá de meses,

minutos y segundos:

partes de mí serán ancianas

y otras recién nacidas.

 

 

MI SUEÑO

Andaba sonámbulo mi sueño

perdido en la madrugada,

y como sueño abandonado

se retiró en vela de mi almohada,

refugiándose en un lugar

que la noche reserva para el letargo.

Dormido espera mi sueño

la imaginación creadora que lo despierte.

 

Noche, tienes un sueño que me pertenece,

tienes mi cofre de la alegría

que perdí contigo mientras dormía.

Dame mi sueño que es mío

y quiero inundarme las venas,

quiero volcanes de alegría

que me rompan y compongan

una y otra vez.

 

Quiero que me bailen los huesos,

que mis huesos sean orquestas

de flautas, timples y guitarras.

 

Quiero que me corran corales,

que la sangre revierta en barrancos de voz

llenando mis vasos.

 

Noche, despierta mi sueño

que es mío y quiero la vida.

 

 

LOS BANCOS DEL SUEÑO

Noche tras noche

las estrellas buscan

aquel banco donde un amigo dormía.

 

¿Dónde está aquel andar lento

vestido de harapos,

buscador de fortunas

en los contenedores de basura?

¿Dónde estará

aquel estómago ausente

de un plato caliente,

simulador de barómetro

en la gran ciudad?

 

Las aceras contestan

voz pisada:

Las cajas fuertes rompieron

los bancos de madera,

no quieren corazones mendigos

sentados bajo las estrellas,

los bancos de capital

tragan en sus cuentas

los bancos de sueño

lechos de suelos durmientes.

 

Las estrellas se descuelgan,

corren en busca de aquellos ojos

que como conchas se abrían y cerraban

atrapando trocitos de cielo.

 

 

SENCILLAMENTE DIJO ADIÓS

El horror de su muerte

recorre la sangre

reventando las venas.

La sangre sale a borbotones,

se pierde por sendas carentes de arterias.

El espanto congela el pensamiento

petrificando las gargantas.

Mueren las palabras de consuelo,

duelen los ojos secos,

su muerte elegida

nos quita el derecho al llanto.

Hijo del abismo,

alimentado de escombros

que sostienen pilares milenarios.

Sus años tiernos no resistieron el peso

de los años oxidados que usurparon su espacio.

¡Qué honda tuvo que sentir clavada

la espada del espanto!

Se tragó, sencillamente dijo adiós

a un mundo inerte que se disfraza de vida.

 

¿Quien no siente como propia

despedida tan silenciosa?

 

 

HERIDAS SOCIALES

Su llanto recorre las calles

rompiendo las cerraduras

de puertas y ventanas

como si estuviera

removiendo la tierra,

rompiendo las raíces de sus penas.

Intentan acallar su llanto

pero ella se alza rebelde

imponiendo su canto de libertad:

no tiene depresión, tiene realidades,

heridas sociales que aprisionan el alma.

 

 

DESTINO DE ASFALTO

Se tambalea con el viento,

anda casi descalza.

Camina, camina y camina,

su tiempo no le pertenece,

quedó atrapado en la heroína.

Los hilos que mueven sus pasos

tejen un destino de asfalto descosido,

los retales se le rompen a golpes.

Su madre que la mira

aprieta las manos con rabia,

la miseria de su hija

genera negocio

donde están las manos asesinas.

Mientras, en un momento de espera,

ella mira un escaparate de ropita pequeña,

¿en qué estará pensando,

tendrá un hijo, una hija que la espera?

Un instante de ilusión, de luz,

sus manos enredadas

no le permitirán atrapar con fuerza su sueño.

 

(El sonido de un bastón

la hace regresar)

ESTRELLA SIN LUZ                                          

Siempre me pregunto

en qué piensas

cuando te veo

sentada en los rincones

donde soban tu cuerpo

y penetran en ti todas sus arrugas.

Verte es recordarte ayer

con tu mochila y sonrisa de niña,

con tu cara linda llena de vida.

Hoy también te paras en mí,

aunque estés tumbada,

temblando de frío

o subida a tu estrella sin luz,

siempre me miras,

sonries y me dices adiós.

Pero tu sonrisa ya no está,

muecas desdentadas ocupan su lugar,

ya no llevas libros a tu espalda

sino manos ancianas

que te compran la dosis diaria.

El amigo que te invitó a vivir

no te dijo

que la calle sería tu vestido.

 

 

 

 

 

SIEMPRE MADRE                                            A una mujer que un día escuché.

Se recuerda siempre como madre,

con el corazón latiendo

abrigo para sus hermanos y hermanas.

Siendo niña jugó

a las casillitas de verdad,

la recién nacida mayor

gateaba en delantal.

 

Sentada en el horizonte

divisa en un solo amor

el ayer niña

y el hoy mujer

pues sigue dando y recibiendo como madre.

Pero ya no puede cobijar

las siembras del reloj,

su cuerpo, timón de barco

y dique en los puertos

no resiste el embate de las olas,

la piel, siempre tensa hacia fuera,

se rebela en sus molduras de vela.

 

Ella quiere ser también

hija, amante y hermana

y si hoy no se puede levantar

se levantará mañana

teniendo el derecho a llorar

y reír entre sábanas.

 

 

LA ESCUCHA DEL SUR                          A Loli, psicóloga de la Concejalía de Igualdad

               de San Bartolomé de Tirajana, de 1992  a  2016.

A sus oídos llega

el Sur que agoniza en la arena

sin que nadie vea

el cielo temblar.

El Sur donde el sol se esconde

nublando la vida,

el Sur habitado

de mitad mujer.

Ella simboliza

la escucha del llanto

de las mujeres del Sur,

las mujeres rotas

a golpes de bocas y de manos

que se acercan buscando

un poco de luz.

 

Cuánta conciencia derrama

en el recoger sensible

de tanto dolor

de mujeres viviendo

entre ramas de ahulagas.

 

Esponja empapada

de historias amargas

capaz de florecer el verde

en las laderas del Sur.

 

La dulzura de su entrega

habitará el Sur

de mujer entera.

 

El día que sus oídos hablen

en hojas de papel

hablarán generaciones

de silencios mujer.

 

BENITA LÓPEZ PEÑATE


Un poema haikus de mi hermana Ana, en Playa Blanca (Puerto del Rosario, Fuerteventura)

                En noches libres             los cantos de las pardelas.               Suave murmullo.   Fotografía: Ana López Peñate Poema:...