miércoles, 31 de octubre de 2018
Barranco de Azuaje
Liquen y una flor
sobre la piedra.
Umbría de otoño.
Tarde de invierno.
Cierro la puerta de mi casa
y salgo a la calle.
Caminando
las frías baldosas
mi cuerpo entra en calor.
Caminante
domingo, 28 de octubre de 2018
La cerradura
como si fuera un árbol de otoño.
POEMA: BENITA LÓPEZ PEÑATE
viernes, 26 de octubre de 2018
El ojo
Atalaya de universo mirando al horizonte.
TEXTO: Benita López Peñate
martes, 2 de octubre de 2018
MIRADAS DE AGUA
Miradas de Agua
CANTO A LA LIBERTAD A mi abuela
Eloísa
Canto a la libertad de mi cuerpo
bañándose en el barranco
tendida sobre las piedras
llenándose de sol.
Canto a la libertad
de caminar descalza
por los caminos de tierra,
de abrazarme a los riscos,
cardones y ahulagas.
Canto a la libertad
de sentarme en la puerta
para contar las estrellas
en el silencio del atardecer.
Canto a la libertad de un lugar
donde el tiempo transcurre pausadamente
permitiendo que oigamos el canto
del día y de la noche.
Canto a la libertad
de acostarme sobre la tierra
de una casa sin puertas ni ventanas,
canto al bienestar de una choza de cañas.
Canto a un lugar
al que siempre regreso en sueños
para abrazar a una mujercita
de pañuelo negro y delantal.
TE HARÉ REINA A mi
madre
Te haré reina
de mares y montañas,
con una Corona de brillantes
que ilumine tu cara,
borrando los surcos y sombras
que dibujan en tus manos
el paso del tiempo y el trabajo,
y así no te veré
en el descanso de la tarde
contemplarlas absorta
con el brillo verde de tu mirada.
Un baño de sirena
en barrancos y océanos,
en agua dulce y salada
te devolverá tu manantial,
el cetro perdido
en el fondo de las cajas de tomate
que con el lleno de tu fardo
tú llenabas para reyes ajenos.
AGUA CLARA EN LA GARGANTA A mi padre
Hombre forjado
en fanegadas de surcos
de los años treinta
allá en Los Prietos
despedregando la tierra
donde las piedras
fueron su primera escuela.
La piel cuarteada
por el sol y el sacho
nació un líder
de mirada limpia
y corazón honrado.
A su casa de aparcero
iban sindicalistas y abogados
y también la policía,
allí en las cuarterías
vivía un comunista.
El trabajo de sol a sol
no consiguió alienar su mente.
Queremos volver a verte
vestido de aparcero
haciendo la choza perfecta
en medio de los tomateros
con el sombrero de Palma
y las manos pintadas de verde.
CANTARTE ENTERA CON ALEGRÍA A mi hermana Ana
Me causa dolor
tu trabajo,
me causa dolor
tu escaso sueldo,
me causa dolor
tu corazón trincado.
Me causa alegría
tu firmeza en las ideas,
me causa alegría
la fuerza de tu figura
no maleada
por las olas de los vientos.
Te pido perdón
por querer llanto anónimo,
cantar injusticias ajenas
no causa el mismo dolor
si quien las sufre
tiene el nombre de mi hermana,
contigo mi corazón se arrastra
como si el mundo fuera
las paredes del pecho.
Siempre queriendo salvar lo mío.
Sí, cantaré a la aparcería
pero que mi hermana ahí no esté,
me decía mordiéndome los días.
LA ACERA A
mi amiga Eli
Todos los días
de todos los meses
de todos los años
limpia la acera.
Todos los días
ella la barre y friega,
todos los días
la acera tiene
quien la quiera.
Todos los días
ella se esmera
como si la acera fuera
El espejo de su casa.
Todos los días
las visitas tienen
entrada fresca
aunque no llueva.
Todos los días
con el cepillo vuelan
invisibles los pasos
sobre sus huellas.
Todos los días
las suelas tienen
alfombra nueva
y olor a hierba buena.
LAS MISMAS MUJERES A mi amiga
Tere
Aún hoy
en otros espacios del tiempo
seguimos compartiendo
diálogos de silencio
en el mismo sitio,
bajo el mismo sol.
Ver de cerca
crecer juntas las manos
me impide envejecer,
somos los mismos cuerpos
convertidos en cántaros
colmados de años,
las mismas mujeres
sin pérdidas de edades.
Puedo avanzar regresando
a la edad primera
porque tengo tu nombre
referencia de llegada.
El día que tú no estés
me faltará la niñez,
el día que tú no estés
me faltarán los años,
el día que tú no estés
no estaré yo antes.
UN MONTÓN DE AÑOS
Todo mi cuerpo cumple un montón de años,
cumplen treinta y cinco años mi boca y mis ojos,
los dedos de mis manos, mis piernas y mis ovarios,
las articulaciones de mis huesos, mis nervios y mis
arterias,
las neuronas de mi cerebro, mi corazón y mis pulmones.
Cumplen años mis tiempos,
los sabores recogidos de cada estación,
los sabores de los nervios
que contraen y dilatan
el contenido de mis memorias.
Cumplen años el tacto
de las caricias y el trabajo,
los sabores del cariño
a mis hombres y mujeres.
Cumplen años mis luchas de contrarios
que han precedido mis pasos.
El día que se me acabe el tiempo
tendré momentos que cumplan muchos años
pero también los habrá de meses,
minutos y segundos:
partes de mí serán ancianas
y otras recién nacidas.
MI SUEÑO
Andaba sonámbulo mi sueño
perdido en la madrugada,
y como sueño abandonado
se retiró en vela de mi almohada,
refugiándose en un lugar
que la noche reserva para el letargo.
Dormido espera mi sueño
la imaginación creadora que lo despierte.
Noche, tienes un sueño que me pertenece,
tienes mi cofre de la alegría
que perdí contigo mientras dormía.
Dame mi sueño que es mío
y quiero inundarme las venas,
quiero volcanes de alegría
que me rompan y compongan
una y otra vez.
Quiero que me bailen los huesos,
que mis huesos sean orquestas
de flautas, timples y guitarras.
Quiero que me corran corales,
que la sangre revierta en barrancos de voz
llenando mis vasos.
Noche, despierta mi sueño
que es mío y quiero la vida.
LOS BANCOS DEL SUEÑO
Noche tras noche
las estrellas buscan
aquel banco donde un amigo dormía.
¿Dónde está aquel andar lento
vestido de harapos,
buscador de fortunas
en los contenedores de basura?
¿Dónde estará
aquel estómago ausente
de un plato caliente,
simulador de barómetro
en la gran ciudad?
Las aceras contestan
voz pisada:
Las cajas fuertes rompieron
los bancos de madera,
no quieren corazones mendigos
sentados bajo las estrellas,
los bancos de capital
tragan en sus cuentas
los bancos de sueño
lechos de suelos durmientes.
Las estrellas se descuelgan,
corren en busca de aquellos ojos
que como conchas se abrían y cerraban
atrapando trocitos de cielo.
UN MONTÓN DE AÑOS
Todo mi cuerpo cumple un montón de años,
cumplen treinta y cinco años mi boca y mis ojos,
los dedos de mis manos, mis piernas y mis ovarios,
las articulaciones de mis huesos, mis nervios y mis
arterias,
las neuronas de mi cerebro, mi corazón y mis pulmones.
Cumplen años mis tiempos,
los sabores recogidos de cada estación,
los sabores de los nervios
que contraen y dilatan
el contenido de mis memorias.
Cumplen años el tacto
de las caricias y el trabajo,
los sabores del cariño
a mis hombres y mujeres.
Cumplen años mis luchas de contrarios
que han precedido mis pasos.
El día que se me acabe el tiempo
tendré momentos que cumplan muchos años
pero también los habrá de meses,
minutos y segundos:
partes de mí serán ancianas
y otras recién nacidas.
MI SUEÑO
Andaba sonámbulo mi sueño
perdido en la madrugada,
y como sueño abandonado
se retiró en vela de mi almohada,
refugiándose en un lugar
que la noche reserva para el letargo.
Dormido espera mi sueño
la imaginación creadora que lo despierte.
Noche, tienes un sueño que me pertenece,
tienes mi cofre de la alegría
que perdí contigo mientras dormía.
Dame mi sueño que es mío
y quiero inundarme las venas,
quiero volcanes de alegría
que me rompan y compongan
una y otra vez.
Quiero que me bailen los huesos,
que mis huesos sean orquestas
de flautas, timples y guitarras.
Quiero que me corran corales,
que la sangre revierta en barrancos de voz
llenando mis vasos.
Noche, despierta mi sueño
que es mío y quiero la vida.
LOS BANCOS DEL SUEÑO
Noche tras noche
las estrellas buscan
aquel banco donde un amigo dormía.
¿Dónde está aquel andar lento
vestido de harapos,
buscador de fortunas
en los contenedores de basura?
¿Dónde estará
aquel estómago ausente
de un plato caliente,
simulador de barómetro
en la gran ciudad?
Las aceras contestan
voz pisada:
Las cajas fuertes rompieron
los bancos de madera,
no quieren corazones mendigos
sentados bajo las estrellas,
los bancos de capital
tragan en sus cuentas
los bancos de sueño
lechos de suelos durmientes.
Las estrellas se descuelgan,
corren en busca de aquellos ojos
que como conchas se abrían y cerraban
atrapando trocitos de cielo.
SENCILLAMENTE DIJO ADIÓS
El horror de su muerte
recorre la sangre
reventando las venas.
La sangre sale a borbotones,
se pierde por sendas carentes de arterias.
El espanto congela el pensamiento
petrificando las gargantas.
Mueren las palabras de consuelo,
duelen los ojos secos,
su muerte elegida
nos quita el derecho al llanto.
Hijo del abismo,
alimentado de escombros
que sostienen pilares milenarios.
Sus años tiernos no resistieron el peso
de los años oxidados que usurparon su espacio.
¡Qué honda tuvo que sentir clavada
la espada del espanto!
Se tragó, sencillamente dijo adiós
a un mundo inerte que se disfraza de vida.
¿Quien no siente como propia
despedida tan silenciosa?
HERIDAS SOCIALES
Su llanto recorre las calles
rompiendo las cerraduras
de puertas y ventanas
como si estuviera
removiendo la tierra,
rompiendo las raíces de sus penas.
Intentan acallar su llanto
pero ella se alza rebelde
imponiendo su canto de libertad:
no tiene depresión, tiene realidades,
heridas sociales que aprisionan el alma.
DESTINO DE ASFALTO
Se tambalea con el viento,
anda casi descalza.
Camina, camina y camina,
su tiempo no le pertenece,
quedó atrapado en la heroína.
Los hilos que mueven sus pasos
tejen un destino de asfalto descosido,
los retales se le rompen a golpes.
Su madre que la mira
aprieta las manos con rabia,
la miseria de su hija
genera negocio
donde están las manos asesinas.
Mientras, en un momento de espera,
ella mira un escaparate de ropita pequeña,
¿en qué estará pensando,
tendrá un hijo, una hija que la espera?
Un instante de ilusión, de luz,
sus manos enredadas
no le permitirán atrapar con fuerza su sueño.
(El sonido de un bastón
la hace regresar)
ESTRELLA SIN LUZ
Siempre me pregunto
en qué piensas
cuando te veo
sentada en los rincones
donde soban tu cuerpo
y penetran en ti todas sus arrugas.
Verte es recordarte ayer
con tu mochila y sonrisa de niña,
con tu cara linda llena de vida.
Hoy también te paras en mí,
aunque estés tumbada,
temblando de frío
o subida a tu estrella sin luz,
siempre me miras,
sonries y me dices adiós.
Pero tu sonrisa ya no está,
muecas desdentadas ocupan su lugar,
ya no llevas libros a tu espalda
sino manos ancianas
que te compran la dosis diaria.
El amigo que te invitó a vivir
no te dijo
que la calle sería tu vestido.
SIEMPRE MADRE
A
una mujer que un día escuché.
Se recuerda siempre como madre,
con el corazón latiendo
abrigo para sus hermanos y hermanas.
Siendo niña jugó
a las casillitas de verdad,
la recién nacida mayor
gateaba en delantal.
Sentada en el horizonte
divisa en un solo amor
el ayer niña
y el hoy mujer
pues sigue dando y recibiendo como madre.
Pero ya no puede cobijar
las siembras del reloj,
su cuerpo, timón de barco
y dique en los puertos
no resiste el embate de las olas,
la piel, siempre tensa hacia fuera,
se rebela en sus molduras de vela.
Ella quiere ser también
hija, amante y hermana
y si hoy no se puede levantar
se levantará mañana
teniendo el derecho a llorar
y reír entre sábanas.
LA ESCUCHA DEL SUR A Loli, psicóloga de
la Concejalía de Igualdad
de
San Bartolomé de Tirajana, de 1992 a 2016.
A sus oídos llega
el Sur que agoniza en la arena
sin que nadie vea
el cielo temblar.
El Sur donde el sol se esconde
nublando la vida,
el Sur habitado
de mitad mujer.
Ella simboliza
la escucha del llanto
de las mujeres del Sur,
las mujeres rotas
a golpes de bocas y de manos
que se acercan buscando
un poco de luz.
Cuánta conciencia derrama
en el recoger sensible
de tanto dolor
de mujeres viviendo
entre ramas de ahulagas.
Esponja empapada
de historias amargas
capaz de florecer el verde
en las laderas del Sur.
La dulzura de su entrega
habitará el Sur
de mujer entera.
El día que sus oídos hablen
en hojas de papel
hablarán generaciones
de silencios mujer.
BENITA LÓPEZ PEÑATE
Un poema haikus de mi hermana Ana, en Playa Blanca (Puerto del Rosario, Fuerteventura)
En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...
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En noches libres los cantos de las pardelas. Suave murmullo. Fotografía: Ana López Peñate Poema:...
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1 A un lado la montaña -cuarterías blancas y socos de caña-, al otro lado la playa y en medio escultores de surcos armando la t...