domingo, 22 de julio de 2018

El agua en mi isla





Me niego a ver tristeza en el cauce seco de un barranco. Simplemente está ahí para cuando la lluvia venga. En mi isla el agua se da de otro modo: los manantiales nutren hilos subterráneos. A veces afloran, pero nunca los llamamos ríos, no es nuestra realidad. Y cuando la vemos en caudal grande la llamamos: agua o barranco corriendo. No sentimos en ella al rio, al agua que comienza en un alto de tierra y acaba en el mar como metáfora de los año. El cauce casi siempre está seco. Pero el agua que se desliza oculta, enriquecida de minerales, y desemboca en el mar, sí podría ser la imagen del camino. Agua visible solo en galerías y pozos cuando la necesitamos.
Benita López Peñate

Un poema haikus de mi hermana Ana, en Playa Blanca (Puerto del Rosario, Fuerteventura)

                En noches libres             los cantos de las pardelas.               Suave murmullo.   Fotografía: Ana López Peñate Poema:...