Vengo de familia aparcera, hija de Benita Peñate y de Celedonio López.
El pueblo de mi infancia y adolescencia fue un pueblito de cuarterías llamado Canario Alto, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, Isla de Gran Canaria. Aunque mi infancia transcurrió en varias cuarterías(Canario Bajo, Las Longueras, Lomo Gordo) del mismo municipio, es en El Canario Alto donde tengo casi todos mis recuerdos
y las luces y paisajes de savia blanca que poblaba las laderas y barrancos. Podría decir que fueron varios los pueblos de mi infancia, pero me sentiría disgregada, como si fuera un puzzle. Y por eso digo, el pueblo de mi infancia fue El Canario Alto, cuartería ubicada en lo alto de una montaña en la que viví de los 10 a los 17 años. El pueblo ya no existe, era una cuartería, todas las casitas han sido derruidas, salvo algunas paredes y techo de una pequeña hilera. El cuarto en el que Ana Demetrio enseñaba a leer y a escribir a los niños y niñas aparceras, conserva una parte de las paredes. En uno de mis poemas, digo:
Exilio sin posibilidad de regreso.
El pueblo de mi infancia ya no existe.
Es
una sensación triste que así sea, origina cierto desarraigo, pero al
menos la montaña continúa existiendo, con huellas de que allí hubo un
asentamiento humano. Nos
mudamos a Vecindario en 1980, año en el que cumplí los 17, lugar que me
da arraigo, llegué muy joven y también porque en ese entonces eran
familias aparceras las que habitaban casi todas las casas del barrio El
Doctoral en el que vivíamos y en el que aun vive mi madre.